ensayo
Filosofía de la técnica
Iñaki URDANIBIA
Recuerdo, como hace una treintena de años, que cayó en mis manos, como en bastantes otras, un libro del ensayista americano Lewis Mumford (1895-1990) cuyo significativo título era “Técnica y civilización”. En tal ensayo se valoraba la importancia de la técnica en sus diferentes desarrollos (máquinas, herramientas, relojes y otros utensilios) en la conformación de los humanos civilizados (del latín civis = ciudadano, civitas = ciudad) y en el paso de las épocas desde la antigüedad hasta los tiempos actuales: eotécnica, paleotécnica y neotécnica. El modo de repasar la historia de este pensador avanza sobre dos patas: lo material y sus reflejos en el mundo de las ideas y de las concepciones que se van trasladando desde la cultura material, y viceversa. El homo faber, que según afirmaba Friedrich Engels, había transitado del mono al hombre a través del trabajo; este esencial aspecto es el eje que ocupa el centro de gravedad de los trabajos de Lewiz Mumford.
Su intento es totalizador y esta mirada holista le convierte en uno de los intentos más serios, eruditos e Inter-disciplinar de estos tiempos; podría asociarse su nombre con diferentes disciplinas (filosofía, sociología, antropología, sicología, ética) y con distintos autores que en sus diferentes especialidades han tratado de interrelacionar distintas esferas de la actividad humana: así, Marvis Harris, Günther Anders, Kostas Axelos, Leroi-Gourhan, Edgar Morin… y otros que han pensado la técnica y la han ligado, como digo, con las formas de organización social.
De todos ellos el caso del autor del voluminoso libro que ahora se presenta es el más atrevido, y hasta puede resultar intempestivo en estos tiempos de constante elogio de la fragmentariedad y de la dispersión, ya que transita como un cazador furtivo saltando las infranqueables fronteras académicas entre disciplinas para hallar una visión global. El repaso histórico que se nos presenta es minucioso y nos lleva desde los inicios de las formas de comunidad (en Egipto, Roma o Grecia) hasta las modernas urbes (asentadas en los tiempos renacentistas y el barroco), pasando por las transformaciones que en los nexos sociales juegan las prolongaciones urbanas medievales y posteriores hasta desembocar en las ramificaciones plasmadas en los suburbios y en las Megalópolis tendentes a la universalidad. De la contemporaneidad.
El empeño del pensador pisa fuerte, como una apisonadora, de modo que la historia de la técnica va siendo expuesta en su traducción en la historia de las mentalidades sin caer en ninguna forma de determinismo monocausal; es como si funcionase un efecto dominó sometido a una dinámica de retroalimentación…El lenguaje, las cosas… el primero como condición esencial para interpretar lo que rodea a los humanos, y las segundas –naturales o elaboradas (tejné)– como disparando las formas complejas del pensar… sentando las bases para un concepto de una humanitas revalorizada.
Huelga decir que no estamos ante una novelita merengada sino ante un potente ensayo cuya lectura exige esfuerzo y atención, pero que bien merece la pena ya que es un verdadero pozo de saberes entreverados; conste que el esfuerzo al que me refiero no se debe tanto a la complejidad de lo expuesto, pues el maestro es capaz de expresar con llaneza las intrincadas relaciones examinadas en su interrelación, convirtiendo en claro lo que en principio resulta oscuro. Es de saludar la publicación de esta obra fundamental como continuación de algunas anteriores que ya ha publicado la editorial riojana: “El mito de la máquina. Técnica y evolución humana” y “El pentágono del poder. El mito de la máquina (dos)”.
La lectura de esta, y las otras, obra de Lewis Mumford bien merece la pena pues es un pozo de conocimientos, cuya visita es fijo que enriquecerá a quien se atreva a asomarse.