Raimundo Fitero
Escocés
Se lleva más un buen escocés que una sangría. La ducha escocesa antes que el baño castellano. Casi simultáneamente, mientras Ruiz Gallardón mostraba su músculo tardo-franquista en «Al rojo vivo», diciendo que convocar un referéndum es un delito, el primer ministro inglés, señor Cameron, firmaba con su homólogo escocés, señor Saldmon, un protocolo para que se celebre uno en Escocia a finales de 2014. Como dice Cameron: «En Escocia ganó un partido que planteaba un referéndum, y lo tendrá». Tan simple como aceptar el principio básico y primario del derecho a decidir democráticamente. Convocar, pedir voto, votar, contar y ver qué sale. Nada más.
Pero no, aquí estos cachorros del ultra nacional catolicismo español no admiten nada que no sea sus propias angustias y verdades absolutistas. De entre todos ellos destaca con mucha afición ese ministro que tiene un apellido curioso porque para escribirlo hay que utilizar la línea superior de letras del teclado y apretar las cuatro que van correlativas, Wert, lo que no deja de ser una paradoja. Es una fiera buscando titulares que despistan a todo el mundo, que entretienen al personal, pero que se muestra lo más reaccionario e intolerante de toda la tropa. Acusar a los padres de los alumnos de secundaria de convocar una huelga de ser de la extrema izquierda radical es un disparate tabernario. Que es lo que al final resulta ser el tri-ministro, un tabernario de confesionario.
Dicho sea da paso, en «El Intermedio» utilizan unos minutos diarios para sacar a un teleñeco con la cara y la voz del generalito Franco, al que le dan cancha diversa, quizás para reírse de él, pero me parece que acaso se cabreen los más locos franquistas de brazo en alto, pero es una lavada de cara insostenible. Le vi cantando un tanguillo con José Mercé y me repateó las ingles, porque a ese dictador asesino no se le puede dar juego ni para hacer bromas. Y cantando flamenquito se le humaniza. Replantéense esta sección, que hay gente que no sabe que es uno de los grandes asesinos de la Historia Universal. No sea que lo acepten como un tipo gracioso que mandó unos años de desarrollo económico, como nos quiere vender la españolización de Wert.