La caverna mediática no baja la guardia y no hay día que no nos obsequie con varios capítulos de la tragedia española. Pero también ofrece soluciones: la cárcel.

«El Mundo» insistía en que el Gobierno español «debe recuperar el delito de convocatoria ilegal de consultas». Recordaba las palabras del ministro de Justicia, quien el día anterior había afirmado que «una consulta de independencia en Catalunya supondría `un acto ilegal' que debería ser castigado como `delito'». Pero, según «El Mundo», «El problema es que Zapatero eliminó del Código Penal el delitio de convocatoria ilegal de referéndums, castigado con cinco años de cárcel». Y se quejaba de que el único artículo que los tribunales pueden aplicar es el 410, que «impone a los funcionarios o autoridades que desobedecen resoluciones judiciales una simple multa y una inhabilitación de dos años. Un castigo muy pequeño para una conducta que sería muy dañina para el Estado». Claro, como lo fue Cuba, así que al talego y, ya puestos a recuperar ese delito, que aumenten los años de condena hasta... lo que estime Pedro J.

En «Elsemanaldigital», el pepero Pascual Tamburri afirmaba que las elecciones catalanas y vascas «llenan titulares por lo dramático de sus consecuencias. Pero es en las gallegas donde pueden (o no) romperse los equilibrios actuales». Respecto a Catalunya, decía que «puede ser novedad que, quiera o no, el Gobierno tenga que usar los medios constitucionales para impedir una deriva  que los complejos y la manipulación han construido en todos los años de autonomía». Este también pide leña. Después afirmaba que «También las tres provincias vascas son muy, muy importantes»; sin embargo, «Ahora mismo, probablemente por desgracia, el PP no se juega nada en Cataluña ni en País Vasco. Puesto que Mariano Rajoy gobierna en Madrid será él el llamado, por su cargo y por su mayoría en las dos Cámaras, a poner orden en las dos regiones; y por eso mismo importará entonces que el PP -o quien quiera que gobierne la nación entonces- sea fuerte y sólido. Precisamente son esa fortaleza y esa solidez del PP las que se juegan en Galicia, y justamente por eso importa qué resultado obtenga Núñez Feijóo». Ya, la clave está donde el PP es fuerte, y los lugares donde es casi residual no importan tanto, ahí no necesitan mayorías ni siquiera una significativa implantación. Ahí se imponen.