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Alertan de una creciente militarización, a la que miman hasta los recortes

En medio de un debate que monopolizan la crisis económica y los recortes de derechos, y en el que las reivindicaciones soberanistas ganan peso, el colectivo Gasteizkoak advierte en su informe anual de un «profunda militarización» del Estado español, tan evidente como inadvertida.

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Nerea GOTI

No es un tema que ocupe las primeras páginas de los periódicos ni que esté en el centro del debate, acaparado por la omnipresente crisis económica, y sin embargo, el colectivo antimilitarista Gasteizkoak advierte que se está produciendo un proceso evidente de militarización en el Estado español, que afecta tanto al ámbito político como al económico, y que equiparan a «un autogolpe de Estado contra la población y sus intereses». Pese a lo grueso de las palabras, esta afirmación es la principal conclusión del informe anual de este colectivo, sustentado en datos y acontecimientos que avalan la tesis de que el militarismo cobra fuerza, en lo político y en lo económico, en medio de una salvaje crisis.

En el terreno del debate político, Gasteizkoak señala el rebrote que en los últimos meses se está produciendo entre «el militarismo más vociferante», en respuesta a las reivindicaciones independentistas en los Paisös Catalans y Euskal Herria. «Han vuelto a escucharse lo que en tiempos se denominaba `ruido de sables', que vienen a ser llamamientos más o menos velados por parte de algunos militares a que sea el poder militar el que tome el mando de la situación, o al menos, se erija en la herramienta para `poner orden' en una patria desmembrada'», indican.

El informe del colectivo antimilitarista menciona expresamente declaraciones del coronel de infantería Francisco Alemán, que incluyen reflexiones como «la independencia de Catalunya por encima de mi cadáver y el de muchos», la alusión a que «la situación actual es muy parecida a la del 36, pero sin sangre» o el aviso de que «hay margen para tener fe en el orgullo, el honor y el compromiso patriótico de millones de españoles que tal vez estén hoy somnolientos, pero que ante la exigencia de defender España no dudarán en ofrecer sus preciosas vidas. Los militares los primeros. Al menos todos los que yo conozco».

En el mismo plano de advertencia de que el mando militar sigue de cerca los movimientos políticos y no oculta su disposición a intervenir llegado el caso, sitúan opiniones publicadas del general de brigada retirado Agustín Rosety, los coroneles Mariano Cañas y José Luis García-Conde o el comandante José Luis Fuentes García. A juicio de Gasteizkoak, apreciaciones como las realizadas por el Teniente General Pedro Pitarch, exjefe de la Fuerza Terrestre, dan una idea de «la importancia de estas declaraciones y de lo que puedan significar», cuando señala que «`los militares, incluyendo los retirados, son extraordinariamente sensibles a los fenómenos políticos como el que nos ocupa hoy'» y añade que «`que no se engañe nadie, sus pronunciamientos reflejan estados de opinión y líneas de pensamiento muy arraigadas en amplios sectores de las FAS».

Apaciguar los ánimos castrenses

Gasteizkoak ve otro signo del malestar existente en el mando militar en el texto que Juan Carlos de Borbón, Capitán General de todos los Ejércitos españoles, colgó en su página web, «que parece dirigido a calmar los ánimos revueltos de la tropa» y que se suma a otros intentos por apaciguar ánimos en forma de condecoraciones y actos de homenaje militar poco habituales. A este respecto, representantes de Gasteizkoak señalaron a GARA que «hay una serie de movimientos raros de reforzamiento de la imagen militar que parecen de tranquilización de un estamento militar revuelto». «Como si alguien estuviera haciendo gestos para apaciguar», explican, y sitúan en ese contexto un premio «que no se daba desde hacía muchos años», y que ha sido concedido recientemente a la actuación en el Desastre de Annual de 1921.

El colectivo antimilitarista señala dos citas significativas para observar la evolución de ese «militarismo más vociferante»: la festividad del 12 de octubre y los resultados de las elecciones del 21 de octubre. Alrededor de la primera fecha, el movimiento antimilitarista hace referencia a los citados homenajes castrenses y los llamamientos a «la unidad». Con respecto a la otra cita, la de este pasado domingo con las urnas en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, los autores del informe tienen claro que «hay un revuelo muy grande con todo lo que está pasando en Catalunya y para mucha gente que no conoce Euskal Herria los resultados del 21-O van ser cruciales», tal y como explicaron a GARA.

«En el patrioterismo español van a provocar más de una urticaria, porque van a ver que la cuestión de Catalunya (reivindicación independentista) está en Euskal Herria igual o más allá, y que los que ellos consideran que son los herederos de ETA vayan a tener una presencia muy importante en el Parlamento vasco va a reavivar un sentimiento de frustración».

Consideran los representantes de Gasteizkoak, consultados por GARA, que «no es inocente que haya coroneles o cargos que de vez en cuando salgan con esa historia que es relativamente habitual viendo la situación política, pero sí nos parece indicador de qué está pasando, que un antiguo jefe de la Fuerza Terrestre salga diciendo a cara descubierta en su blog lo que dice, y que diga además que es bastante gente la que piensa así».

«Dádivas» en forma de presupuesto

El otro ámbito de análisis del militarismo en el Estado español tiene que ver con el tratamiento presupuestario. El análisis de Gasteizkoak señala que «estamos padeciendo un militarismo silencioso y soterrado, que tampoco recogen los medios oficiales, sibilinamente camuflado en `tiempos de crisis'». Detallan que en un contexto de recortes «salvajes» en presupuestos y plantillas de servicios básicos, «resulta especialmente obsceno observar cómo los presupuestos militares y policiales, así como sus plantillas, quedan al margen de esos recortes o les son muy minimizados».

Tomando como referencia lo destinado en el trienio 2010-2012 en los presupuestos iniciales a áreas como Sanidad, Educación y Cultura, Gasteizkoak indica que ese gasto se ha reducido en un 28,2%, mientras que el recorte en áreas como Defensa, Seguridad Ciudadana e Instituciones Penitenciarias ha sido del 9,3%.

Detrás de estas cifras sacadas de los presupuestos iniciales hay, según destaca Gasteizkoak, una realidad muy diferente. Indica el colectivo que durante los nueve primeros meses de 2012 al presupuesto de Defensa se le han sumado créditos extraordinarios por valor de 2.537 millones de euros, con lo que el presupuesto inicial ha aumentado en un 40,2%. De esos 2.537 millones, 754,7 están destinados, según el informe, a misiones militares en el extranjero. Otros 1.782,8 millones, según las mismas fuentes, fueron «aprobados en vísperas de la Diada, para pagar a las empresas la adquisición de nuevo armamento, en lo que se puede interpretar como un claro intento de compensar el descontento militar con la adquisición de nuevos `juguetes'».

Los menos afectados por los recortes

En lo que respecta al Ministerio de Interior, la realidad es «aún más escandalosa», a juicio del colectivo antimilitarista. Apunta que la reducción en el presupuesto inicial de este Ministerio ha sido tan solo del 4,6%, una sexta parte de la padecida por el conjunto de ministerios, «con un agravante» que tampoco tiene reflejo en los medios: que ya no existe el «maniqueo argumento del alto coste de la lucha antiterrorista».

Tampoco las plantillas de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han acusado los recortes que han experimentado otros departamentos de la administración pública. Gasteizkoak resalta que desde 2005 se han convocado 45.300 plazas de policías y guardias civiles y pese al cese de la actividad armada de ETA, «para 2013, volverán a ser los únicos que podrán convocar plazas».

En la CAV la situación es similar, a tenor de los datos recogidos en el informe. «Mientras se restringe el acceso a prestaciones sociales destinadas a las personas desempleadas, con empleos precarios o pensiones mínimas, y el presupuesto del Departamento de Cultura sufre un recorte del 12,1% en el trienio 2009-2011, durante ese mismo trienio el presupuesto de Interior lo ha hecho solo en un 4,2%, de 688 a 659 millones, esto es, una reducción de 29 millones».

El cese anunciado por ETA tampoco ha influido en el número de efectivos, ya que Gasteizkoak cifra en 520 los nuevos alumnos que han pasado por la Academia de Arkaute en los últimos dos años.

Según explicaron a GARA redactores del informe del colectivo antimilitarista, «resulta muy curioso que en el debate político no esté saliendo esta cuestión, mientras se está recortando por todos los lados» y cuando los gastos «se camuflan cada vez con más desvergüenza, porque lo del Ministerio de Defensa este año está siendo increíble, porque ya a finales de octubre tenía un incremento del 40% sobre el presupuesto inicial».

El negocio al alza del armamento

Capítulo aparte dedica Gasteizkoak al comportamiento de las empresas de armamento, en lo que considera la «demostración palmaria de que crisis y militarismo van de la mano y se retroalimentan». El colectivo antimilitarista destaca que tampoco en este caso se sitúa el foco sobre un sector que «aumenta su producción y beneficios y multiplica sus exportaciones» y que describe como «el mayor negocio en tiempos de incremento de la militarización».

Concluye el informe anual de Gasteizkoak que existe un «apoyo incondicional» de las estructuras del Estado a garantizar las exportaciones de armamento, «muchas de ellas dirigidas a los paises a los que luego alardearán de mandar `misiones humanitarias'» y detalla que el montante de las exportaciones de armamentos desde 2008 se ha incrementado en un 160%, pasando de 934 millones en el año en el que se desató la crisis a 2.430 millones en 2011.

En este panorama empresarial, Gasteizkoak destaca que tres firmas afincadas en Euskal Herria, ITP, Sener y Sapa, también se reparten beneficios en plena crisis. Destaca que las ganancias de ITP se han incrementado un 41% entre 2009 y 2011,; Sener, aunque menos, ha visto crecer sus ganancias de 74,6 a 80,3 millones en el mismo trienio y Sapa se cita como «ejemplo del descarado apoyo que las diversas administraciones dedican a este repugnante sector industrial». «Durante el período 2009-2011, las empresas del grupo han recibido al menos 16 `ayudas' por parte de las administraciones española, vasca y guipuzcoana, que se traducen en 817.125 euros en subvenciones directas, 9 millones en avales y más de 34 millones en préstamos».

Representantes de Gasteizkoak destacan que la industria armamentista «parece ser la única que se salva de la crisis y de los problemas para conseguir crédito» y tildan de «absolutamente llamativo» el incremento de sus exportaciones». La explicación está, según las mismas fuentes, en el apoyo que la Administración dispensa a esta actividad. «El Ministerio de Defensa no puede invertir demasiado en programas de armamento, pero le interesa que esa industria siga ahí, por lo que hace de intermediario, de comercial de las empresas de armamento para conseguir más contratos y le da igual la línea ideológica del comprador. Lo mismo van a Arabia Saudí que a Venezuela con Chávez», exponen, al tiempo que añaden que otros ministerios como Asuntos Exteriores y Cooperación también tienen como misión abrir mercados a estas empresas.

Créditos extra

Durante los nueve primeros meses de 2012, al presupuesto de Defensa se le han sumado créditos extraordinarios por 2.537 millones, con lo que el presupuesto inicial ha aumentado un 40,2%.

«Militarismo y crisis se retroalimentan, generan déficit pero frenan la contestación»

«Siempre ha sido así. Militarismo y crisis se retroalimentan, porque el gasto militar son inversiones no productivas, un saco sin fondo que lleva a recortar en bienestar social. Ahora mismo no tienen ningún problema en reconocer una deuda acumulada de 32.000 millones de euros», resaltan portavoces de Gasteizkoak en una reflexión a la luz de los datos del último informe anual, que deja al descubierto otra vertiente: «en épocas de crisis para hacer frente a la contestación social, la respuesta del poder es siempre aumentar la represión y por eso invierten más en militarización». Ante esta situación, el movimiento antimilitarista señala que solo la desobediencia y la movilización «romperán ese muro». N.G.

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