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TRAS LAS ELECCIONES DEL 21-O

Tensa calma en el Estado español y expectativa matizada en Catalunya

 

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GARA | DONOSTIA

La contundente mayoría de las formaciones abertzales en el nuevo Parlamento de Gasteiz fue recibida ayer con unanimidad por los medios internacionales y estatales. En este último caso contrastó con el silencio de los dirigentes de PP y PSOE. Su estrategia por el momento consiste en no mostrar alarma ante el resultado, para lo que se apoyan en la indefinición mostrada por Iñigo Urkullu.

Pese al mutismo público, el resultado fue analizado con inquietud en el ámbito privado de los partidos. Y es que ambos, pero sobre todo el PP, habían centrado la campaña vasca en sembrar un discurso del miedo contra las opciones soberanistas, que a la luz de los resultados no ha tenido efecto alguno sobre el electorado.

Habrá que ver si Mariano Rajoy, presidente español, varía hoy algo su discurso sobre esta cuestión. Tendrá que responder en el Senado a una pregunta de CiU sobre el reciente acuerdo entre Londres y Edimburgo para un referéndum de independencia en Escocia, y también a otra de Entesa relativa al balance de su política territorial en estos diez meses. En la campaña vasca, en Donostia, Rajoy aseguró que reclamar la independencia era un «disparate de colosales dimensiones» y el PP se ha situado como garantía en asuntos como las pensiones, pero el resultado ha sido el inverso.

Esta calma tensa ante el resultado electoral de la CAV se refleja en las declaraciones de «barones» del PP como el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, que consideró como «mala noticia» el avance de PNV y EH Bildu porque supone «emprender un camino en donde la incertidumbre se acentúa mucho más». En este punto, emplazó a la Unión Europea a hacer «una declaración contundente» porque Euskal Herria «se puede sumar» a Catalunya en un proceso soberanista simultáneo.

Tras la Ejecutiva del PSOE celebrada también en Madrid, su dirigente Elena Valenciano apenas citó esta cuestión dado que la atención general estaba centrada en saber cómo asume el partido los descalabros en la CAV y Galicia. Pero la preocupación fue manifestada antes por dirigentes referenciales como Ramón Jáuregui.

Jáuregui pide «inteligencia»

El exministro dijo temer los efectos que puede tener la «presión» de EH Bildu, con sus 21 escaños, sobre el PNV, sumada al «desenlace» de la situación en Catalunya y «al escenario de los nacionalismos en Europa».

Ramón Jáuregui prevé que esos factores pueden provocar «un tensionamiento del statu quo jurídico-político vasco al final de esta legislatura». Sin embargo, se aferra a que el PNV ha mostrado «una actitud favorable a la moderación, al pragmatismo, al realismo de atender la crisis primero», algo en lo que efectivamente ha incidido Iñigo Urkullu durante toda la campaña electoral.

Según Jáuregui, es cierto que Urkullu habla de «dirigir este tiempo nuevo», pero «no está nada claro» que una mayoría social apoye un proyecto independentista si el futuro lehendakari lo impulsara.

Lo que sí reconoce el diputado vasco del PSOE es que «va a haber muchas tensiones nacionalistas». Y ante esta situación, plantea «actuar con inteligencia para reconducirlas hacia un camino de entendimiento y de pacto», según señaló en entrevista a Onda Cero.

Más locuaces que los políticos se mostraban, obligadamente, los diarios de Madrid. ``El País'' destacaba en primera página el «impulso al soberanismo» y se encomendaba en su editorial a Urkullu: «La moderación exhibida por el candidato del PNV no es óbice para que retenga en sus manos la iniciativa de avanzar hacia mayores retos soberanistas cuando lo considere oportuno», indicaba. Añadía después que «la hipótesis de una alianza con EH Bildu es la menos probable, porque solo podría tejerse sobre los factores identitarios que comparten, lo que favorecería las expectativas de la izquierda abertzale de desbordar al PNV como fuerza hegemónica».

``El Mundo'' afirmaba que «el soberanismo vasco arrasa» y, en el editorial, que «pasa por encima de PSE y PP» apoyándose en «el impresionante ascenso de Bildu». ``Abc'' hablaba de «marea soberanista»; ``La Razón'', por su parte, de «primera grieta independentista».

Al amparo de estos resultados, volvió a haber algunos medios afanados en reabrir el debate sobre si Bildu debió ser legal o no, algo que también hizo el domingo la número dos del PP, Dolores de Cospedal. Preguntado por ello, Ramón Jáuregui respondió esto: «Probablemente el único precio que hemos pagado la democracia por vencer a ETA es, justamente, darles una opción para que hagan política. Y es el elemento nuclear de lo que hemos venido diciendo allí: `No maten, hagan política, defiendan sus postulados con votos y con palabras'» .

ERC y CUP aplauden a EH Bildu

Además de en Madrid, el resultado vasco se leyó con mucho interés en Catalunya, por las similitudes en los procesos y por la proximidad electoral allí. Las formaciones soberanistas se mostraron muy satisfechas.

El líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, destacó que los intentos de Madrid de negar la existencia de otras naciones «no concuerdan con la voluntad de la mayoría de ciudadanos» y consideró que el PNV ha obtenido un «éxito» por «la síntesis entre agenda nacional y cuestión social y económica». Por contra, le parece preocupante la caída del PSE porque puede reforzar al PP en el ámbito estatal.

Oriol Junqueras, presidente de ERC, felicitó a EH Bildu, a la que ve «decisiva y determinante» para que Euskal Herria dé «un salto adelante. Si Euskadi avanza hacia el Estado propio será porque hay una izquierda abertzale fuerte». Recordó que tanto PNV como CiU evitan la palabra «independencia»

La CUP envió una felicitación a EH Bildu por el resultado y por el fin de la ilegalización. El número 3 de la lista por Barcelona, Quim Arrufat, estuvo en Bilbo transmitiendo el apoyo. «Se ha abierto una nueva etapa en Euskal Herria en el que el soberanismo de izquierdas jugará un papel determinante», dijo al tiempo que remarcó el debilitamiento de la opción estatal.

PPC y PSC intentaron restarle importancia para prevenirse así a sí mismos. Alicia Sánchez-Camacho afirma ahora que la clave ha sido la crisis, aunque en Euskal Herria insistió en que se votaba independencia sí o no.

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