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Josu MONTERO Escritor y crítico

Poesía

El piano de Iñaki Salvador y la voz de Ainara Ortega cerrarán hoy la Semana BilbaoPoesía, dedicada en esta edición a las relaciones entre poesía y cine; el decimonónico salón de actos de la Biblioteca de Bidebarrieta es el centro de esta Semana municipal. Hace justo un mes, la BBK organizó en su sala de la Gran Vía otra edición de las Jornadas de Poesía Vasca. En Barakaldo y Sestao se inauguró a primeros de este mes la autodenominada Bienal de Poesía Experimental de Euskadi, cuyas exposiciones y recitales se extenderán durante más de dos meses. Con gran asistencia de participantes se vienen realizando en bares varios de Bilbo lecturas poéticas semanales en las que los asistentes parecen ir mayormente a escucharse a sí mismos. Y podría seguir con manifestaciones de esta fiebre poética que nos invade.

Después de Auschwitz, Adorno declaró insolvente a la poesía. Desde entonces muchos músicos han ido acarreando desde el limbo de la poesía al mundo de la cultura popular un buen montón de poemas y poetas. Hijo de mi tiempo, servidor era hace no demasiado un ferviente militante de la popularización de la poesía, de que, como propugnaba Nicanor Parra, los poetas bajasen del Olimpo. Espero no estar volviéndome un cínico amargado y nihilista. Pero aunque la poesía sea una de esas pocas pequeñas cosas ajenas a la mercantilización, no es menos cierto que los publicistas dominan como nadie sus recursos más populares; y que, aunque cada vez más gente escribe y se muere por leer sus poemas en público, los libros de poesía se venden igual de nada. La palabra «poesía» ha perdido su significado fuerte y todo tipo de burócratas de la cultura se han adueñado del devaluado para sus bussines; lo innegable es que cada vez habitamos un mundo más huérfano del aliento y de la gracia de la poesía.