Concluye el apartado metálico del Villa de Bilbao sin sorpresas
No es sencillo que el metal pueda aportar sonidos o estilos que rompan, de alguna manera, con lo previsible. En estos momentos todo se reduce a que toquen lo mejor posible, posean actitud escénica y compongan con imaginación. De otra parte, esta sección del Villa ha demostrado que en Euskal Herria el nivel es similar al que llega de fuera.Pablo CABEZA | BILBO
De diez bandas seleccionadas por el jurado, ocho eran vascas. Finalmente, al no poder actuar Whiskey Mama, de Nafarroa, la propuesta quedó en siete formaciones. Al margen de la posible sensibilidad del jurado hacia la escena local, los datos indican que los grupos vascos han mejorado su nivel medio y que los de fuera se encuentras atascados, como demostraron en la última jornada los barceloneses Aggression.
En realidad, tampoco las bandas vascas han aportado singularidades ni creatividad, simplemente han prosperado en terrenos donde antes se encontraban muy abajo. Han mejorado, han realizado un gran esfuerzo, pero insuficiente para deslumbrar y sí adecuado para equilibrarse con lo peninsular.
El metal comenzó en Bilborock el viernes 21 de setiembre. Ese día abrieron Neila y Quaoar, dos formaciones de Bilbo y una jornada tan completa que no fue superada por ninguna de las restantes sesiones. Cabía pensar que, si ese iba a ser el nivel, el apartado metálico resultaría espectacular, siempre sin compararlo con el nivel internacional, donde en técnica, arreglos, producción, creatividad... aún vuelan muy por encima.
Neila y Quaoar «petaron» Bilborock. Convencieron las dos formaciones, con Neila en un espléndido estado de forma y energía; sin embargo, al no plantear un estilo directamente asociado con el metal, tuvieron disparidad de opiniones entre el público, aunque, en el fondo, más por estilo que por valores. La tribu metálica no perdona. Como no perdonó al getxoztarra Daniel Hoyos (Space Octopus), quien exploró con talento el mástil de la guitarra. Sin embargo, su academicismo, su técnica, su lejanía con el jevi metal en favor del fraseo preciosista, no convenció a todos a pesar de la innegable calidad de las composiciones. Spaces Octopus podría ser uno de los finalistas junto con los dos del primer día, pero el metal no juega a su favor, ni los posibles prejuicios.
El 28 de setiembre actuaron Orion Child, de Durangaldea, y Dawn of the Maya. Los primeros cuentan con disco debut y un repertorio sin excesivas aristas o sorpresas. No basta con ofrecer algo apañado: o impactas o te quedas donde estás para siempre. Los navarros, jóvenes, pero con experiencia, le dieron más fuerte y con más inquietud, aunque quizá sin la suficiente contundencia. Hace años estuvieron en el Villa y, para muchos, dejaron un recuerdo más intenso. En breve sacarán nuevo disco.
Hilotz subieron a escena el pasado 12 de setiembre. Les falta un escalón para situarse en primera línea de playa, pero con su juventud, la actitud y las ganas que le ponen (además de un puñado de cualidades sin tratar aún) pueden llegar a ser uno de los grupos metálicos más solicitados de la restringida escena vasca. Elbereth cerraron el pasado viernes el Villa con su carga de jevi y thrash. Buenos músicos, sólidos, pero pelín faltos de composiciones más arriesgadas.
Después de cinco semanas de actuaciones, la final del Villa de Bilbao en el apartado metálico se celebrará el 9 de noviembre. El jurado clasificará a tres de las bandas participantes.