Los trabajadores de Laminaciones Arregui que llevaban seis meses en huelga contra el ERE que pretende imponer la dirección regresaron ayer a sus puestos de trabajo. Escenificaron su regreso a la factoría con una marcha que partió de la Plaza 3 de Marzo hasta la fábrica de Gasteiz, donde reclamaron a la dirección que abra una mesa de negociación de cara a dar solución al conflicto. La dirección, por su parte, emplazó a los trabajadores a que se cogiesen las vacaciones correspondientes, con lo que, por ahora no regresarán a sus puestos.

El representante de ELA, Armando Ortega, afirmó que el comité de empresa interpreta esta medida como un intento de desactivar las movilizaciones que están previstas para las próximas semanas. En este sentido, mostraron su compromiso de continuar con los paros semanales convocados como sustitución a la huelga general.

Bajo el lema «Laminaciones Arregui, la lucha continúa» los trabajadores defendieron que, a pesar de haber abandonado la huelga indefinida, el comité seguirá con las movilizaciones para paralizar el ERE que la empresa quiere imponer. De hecho, recordaron que aunque el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco declaró nulo el ERE de extinción presentado por la empresa para los 352 trabajadores de Gasteiz y Urbina, la dirección ha recurrido dicha decisión, con lo que no da por finalizado el conflicto.

«Abocados a negociar»

El presidente del comité de empresa, Nando Anguiano (ELA), defendió que «la solución de Arregui no pasa por los juzgados» e incidió en la necesidad de dar paso a una vía de negociación que no pase por despedir a la totalidad de la plantilla. «Están abocados a negociar con el comité», sentenció.

Así, reiteró la voluntad negociadora de los trabajadores a la vez que afirmó que, a pesar de la decisión de volver al trabajo, van a continuar con los paros semanales, que en estas dos semanas serán de ocho horas los martes.

Asimismo, explicó que, ante la posibilidad de que el conflicto se alargue con el recurso ante el Tribunal Supremo, van a establecer un calendario de movilizaciones que «dosifique un poco la huelga» para que todos los trabajadores «puedan aguantar» esta situación.