Regresa una de las personalidades históricas del nacionalismo gallego de izquierdas. Xosé Manuel Beiras, fundador del Bloque Nacionalista Galego (BNG), volverá a sentarse en el parlamento de Santiago tras los comicios del domingo. En esta ocasión no lo hará al frente de la formación que él mismo fundó, sino encabezando Alternativa Galega de Esquerda, una «unidad de acción» entre Anova (creado por el propio Beiras tras abandonar el que fue su partido durante casi tres décadas) y Esquerda Unida, la marca gallega de IU. Juntos formaron lo que en campaña denominaron como «Syriza galega», en referencia a la izquierda radical griega, logrando un resultado que no entraba en sus cálculos más optimistas, que no contemplaban el desplome de sus antiguos compañeros del BNG. La mayoría absoluta de Alberto Nuñez Feijóo constituye el otro vértice de la ecuación política surgida tras el paso por las urnas. «Cree que apagarán los fuegos que están ardiendo en la ciudadanía pero no es así», afirma Beiras, que aboga por una legislatura en la que su formación condicione la acción del Gobierno sin esperar a que Feijóo mueva ficha. Al mismo tiempo, defiende seguir construyendo puentes entre la ciudadanía y los movimientos sociales.

«Feijó no pinta nada. Es un correveidile que va a hacer lo que le digan desde Moncloa», asegura. En el horizonte, un posible acelerón en las políticas de desmembramiento de los derechos sociales que ya se han puesto en marcha durante la actual legislatura. Aunque Beiras se niega a calificarlos de recortes. «Es una amputación brutal». A esto se le suma lo que el veterano político califica, irónicamente, como la «brigada de demoliciones»: la apuesta del Gobierno del PP por «desmonatar pieza a pieza el autogobierno». En su opinión, Feijóo «utilizó las instituciones para destruir el autogobierno», algo insólito, que «no ocurrió ni siquiera en los tiempos de Fraga».

Pese a ello, la derecha española ha vuelto a imponerse en las urnas, ampliando en escaños su mayoría absoluta. Sin embargo, Beiras asegura no tener una sensación agridulce. «Feijóo y compañía, renueva su mayoría pero están derrotados políticamente», afirma. Además, no se puede olvidar que la lista del PP perdió casi 150.000 votos respecto a las últimas elecciones. A eso se le suma la ley electoral, cuyas matemáticas favorecen a los grandes. «Al desfondarse el PSOE, el PP tiene todos los restos», argumenta, para explicar cómo a pesar de la caida en número de votos, Feijóo obtiene una mayoría absoluta más holgada (41 escaños).

Objetivos cumplidos

«Nosotros teníamos dos objetivos. Una que era condición necesaria pero no suficiente para el segundo. El primero, activar a todo el electorado abstencionista por desesperación, por desencanto, por frustración, y servir, por tanto, de puente, hacia las instituciones políticas. Eso lo logramos en mucha medida. La respuesta fue impresionante. El proceso de activación fue extremadamente positivo», afirma Beiras. «Lo que dependía de nosotros, lo logramos», insiste. «El PP ha gobernado contra la mayoría social, se ha basado en la agresión a las clases populares. Si, en este contexto, los que están en la oposición no consiguen que llegue deteriorado es porque no lo hicieron bien», considera, para añadir que «en gran medida el PP es responsabilidad de quien no supo hacer lo que tenía que hacer».

Para Beiras, lo verdaderamente relevante de estos comicios ha sido el surgimiento de un nuevo modelo político. «Representamos un cambio en la cultura política que tiene que ver con las experiencias aprendidas en los movimientos altermundistas y antisistémicos», indica. Tras la ruptura con el BNG llegó la fundación de Anova. De ahí, la propuesta de un frente amplio y el pacto con Esquerda Unida. «Esto no es un matrimonio, es una unidad de acción para crear un grupo con un programa que es un instrumento para esta legislatura».

Tras un proceso a contrarreloj en el que los intereses de Mariano Rajoy obligaron a Feijóo al adelanto electoral, Alternativa Galega irrumpió como «un híbrido entre la izquierda ruputurista que está en auge en el Estado con el nacionalismo que no quiso entrar en la deriva del BNG». En este sentido, considera que dentro de esa izquierda federalista que representa IU, «cada vez con más contigentes que no forman parte de las viejas estructuras del PC». Ahí ubica las diferentes interpretaciones sobre el modelo territorial.

«La apuesta es por un cambio de régimen, en nuestras bases hay independentistas, hay sectores soberanistas pero que ante lo que está ocurriendo apostamos por tener la independencia como un objetivo al que disparamos por elevación». Dentro de ese modelo, aboga por un nuevo escenario que permita todas las opciones.

Dentro de un contexto de crisis generalizada, de cambio de régimen, el veterano dirigente apuesta por los movimientos altermundialistas y antisistémicos como espejos para las estructuras políticas que están por venir. Aunque también, aprendiendo de las experiencias pasadas. «Debemos de tener conciencia de que estamos en un escenario análogo al de los años 70, hay que aprender de lo que ocurrió entonces».

El reto para los próximos años es, según Beiras, «maximizar la eficacia en las maneras de actuar congruentes» con los nuevos planteamientos. Vuelva a un parlamento que calificó de «cámara de gas» con un propósito: «no esperar a ver qué hace el Gobierno, sino tomar la iniciativa». «Que sea el Ejecutivo el que está contra la ciudadanía», resume.