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Pejenaute lideró la «caza de brujas» contra la vieja guardia de la CAN

El exconsejero Jesús Pejenaute capitaneó una campaña de acoso hacia los trabajadores veteranos de Caja Navarra. Les consideraba miedosos y animó a los nuevos a «apartarse de esa minoría manipuladora». Este hostigamiento se complementó con una campaña de prejubilaciones que dañó seriamente las cuentas de la caja. De 2002 -cuando llega Pejenaute- a 2009, la entidad se gastó 180 millones en prejubilar a 334 personas, más dinero del que se logró con su venta.

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Aritz INTXUSTA | IRUÑEA

El consejero dimisionario Jesús Pejenaute llegó a las oficinas centrales de la CAN pegando fuerte. Fue uno de los grandes fichajes de Enrique Goñi nada más hacerse con el control de la entidad, en el año 2002. Pejenaute entró como alto ejecutivo para poner en práctica una limpieza de trabajadores de la caja «de toda la vida», aquellos que gestionaron la CAN con criterios de prudencia bajo la batuta del exdirector Lorenzo Riezu.

GARA ha tenido acceso a un documento esclarecedor sobre la agresividad con la que el exconsejero se despachaba con el equipo de Riezu y los mandos intermedios. Unos trabajadores que -a diferencia de los «nuevos»- habían ascendido dentro de la caja aprobando oposiciones. El documento está expedido por el Comité Intercentros de la CAN el 23 de julio de 2004. Se trata de la «reproducción literal de la arenga del subdirector comercial Sr. Pejenate que los jefes de zona están trasladando a la plantilla». El discurso de Pejenaute lleva por título «Punto de inflexión ya».

La intención del consejero es cambiar la filosofía de prudencia de la caja por otra más agresiva, al gusto de Goñi. Pejenaute anima a los nuevos a buscar «la confrontación sin miedo» con los veteranos para «reducir y aislar a esas unidades».

El entonces subdirector señala que «no vamos a permitir que cuatro mantas manipulen a los empleados con mensajes mentira de ética dudosa». Además, anima a los recién llegados a marginar a los mandos y trabajadores que se habían ganado el puesto opositando, ordenándoles «que se aparten de esa minoría manipuladora». Pejenaute acusaba a los veteranos de la caja de estar dominados por el «miedo» e insiste en que los recién llegados deben «arriesgar».

Una obsesión que salió cara

En definitiva, su directriz era allanar el camino para emprender la aventura suicida que llevó a Caja Navarra a su desaparición como entidad financiera, que se certificó este mismo lunes, cuando se hizo efectiva el control de las oficinas por Caixabank. Esta campaña de expansión agresiva, captando nuevos clientes a cambio de perder solvencia «no tenía parangón en España y quizá en el mundo por sus proporciones», según denuncio el propio Riezu, que mantuvo a la CAN durante su mandato entre las tres cajas más solventes de todo el Estado. El acoso hacia la vieja guardia de la caja se completó con un plan de jubilaciones doradas, sin reparar en gastos con tal de que se fueran.

Entre 2002 (desembarco de Pejenaute) y 2009, la CAN prejubiló a 334 trabajadores, algunos con tan solo 52 años. El coste de ese plan de prejubilaciones fue de 180 millones de euros (es decir, cada prejubilación costó de media más de medio millón). Las arcas de la entidad sufrieron solo para saciar las obsesiones de Goñi y Pejenaute. Estas prejubilaciones fueron innecesarias, porque la Caja seguía contratando gente. Al término de esta limpieza, la CAN tenía 700 trabajadores más que al principio. Conviene recordar que Caixabank compró Caja Navarra por 157 millones de euros, 23 menos que lo que costaron estas prejubilaciones.

Además de eliminar a los veteranos, Pejenaute y Goñi intentaron ganarse a los recién llegados disparando sus salarios. En el mismo período (2002-2009) y sin incluir la sangría de las prejubilaciones, los gastos de personal se incrementaron en un 88%, frente al 60% de la media del sector. El informe de Riezu explica que la subida responde al «desmesurado aumento de las retribuciones en muchos casos». Estas subidas salariales se produjeron de forma espectacular en la dirección. Además, cabe resaltar que, de entre las 334 prejubilaciones, 20 de ellas fueron «especiales» para directivos, mucho mejor pagadas. Uno de estos directivos se prejubiló con 46 años.

Un hombre muy poderoso

El discurso de Pejenaute a los directores de zona, instigándoles a arrinconar a sus trabajadores más experimentados, prueba que no solo era un alto directivo, sino también uno de los hombres de más confianza de Enrique Goñi. Como uno de los favoritos del director, era capaz de conseguir que la propia responsable de las oficinas centrales de la caja, María Teresa Aguirre, ordenara a los subalternos que prepararan los cientos de billetes pequeños para satisfacer la necesidad de Pejenaute de desembarazarse de su fajo de billetes de 500 euros.

En su carta de dimisión, Pejenaute asegura que realizó el cambio de billetes de 500 bajo la supervisión del «responsable de la caja en esta materia». Sin embargo, no da el nombre de ese trabajador. Lo importante será saber si ese «responsable» era, en la práctica, otro subalterno de Pejenaute.

El consejero probablemente cometió una torpeza cuando decidió ordenar esos tres cambios de billetes, pero a la vista queda que no ha tenido el comportamiento «ejemplar» que dice el Gobierno. Poco después del episodio de los billetes, dejó de ser subdirector comercial para entrar en la Viálogos. Claro que, antes de eso, la CAN lo prejubiló. Pejenaute tenía 53 años.

mañana, debate

El pleno del Parlamento de mañana debatirá una moción de Bildu, NaBai e I-E en la que se solicita abrir una comisión de investigación sobre lo sucedido en la CAN. El PSN tiene en su mano hacer posible esta investigación.

kontuz

La asociación Kontuz exige saber por qué, si tanta gente conocía este caso, no había salido a la luz hasta ahora mismo. Además, reclama ver el informe en el que la unidad de prevención de blanqueo exonera a Pejenaute.

Barcina reconoce por error que tuvo infomación privilegiada

La presidenta Yolanda Barcina fue entrevistada ayer por un grupo de periodistas, rompiendo así un silencio que resultaba clamoroso. En un momento dado, le preguntaron si «fue consciente de los hechos como presidenta de la Comisión de Control» de la caja. Barcina trata de echar balones fuera: «Nosotros no estábamos tanto en el día a día. Estos temas iban a la Comisión de Auditoría». Con esta media verdad, la presidenta elude decir que ella también estaba presente en esa Comisión de Auditoría. De hecho, era la vicepresidenta de la misma. Según sus palabras, si no estuvo al corriente de todos los detalles como miembro de la Comisión de Control, sí que debió de haberlos conocido como vicepresidenta de la segunda. Aun así, tuvo información sobre el «caso Pejenaute» por los cargos que ocupaba. «En este caso, como era un trabajador de la caja, se nos dijo que no había infracción ni sanción», reconoce. En consecuencia, Barcina, como miembro de la Comisión de Auditoría, toleró que Pejenaute no fuera sancionado. Asimismo, Barcina intentó excusarse en que «mucha gente lo sabía» para tratar de quitarse la presión.

Mientras tanto, Roberto Jiménez, líder del PSN, ironizaba ayer sobre la defensa que está haciendo Barcina de Pejenaute. «Si lo sabía y está todo bien, por qué Pejenaute se tiene que ir. ¿Solo porque ahora sale el asunto? ¿A qué se supone que estamos jugando aquí?», dijo Jiménez. El ambiente antes de la comparecencia de Barcina en el Parlamento se está caldeando A.I.

Iñigo Alli, el sustituto, proviene de Caja Navarra y la empresa Viálogos

Yolanda Barcina ha elegido ya un sustituto para el consejero de Políticas Socialas, después de que Jesús Pejenaute no aguantara siquiera cuatro meses en el cargo. Sorprende que el currículum del nuevo responsable, Íñigo Alli, sea tan similar al de su antecesor. Aunque Alli se formó para biólogo, pronto recayó en el mundo de la banca. En concreto, se convirtió en trabajador de Caja de Ahorros de Navarra en el año 2002, el mismo en el que regresó de su etapa en Barcelona Pejenaute. Tras su paso por CAN, Alli recaló en la empresa Viálogos como director, la misma a la que se trasladó a Pejenaute después del episodio de los billetes de 500 euros, que fue bastante conocido dentro de la entidad.

Alli apenas da un pequeño salto al convertirse en consejero. En realidad, conoce bien el departamento, puesto que ejerce como director general de Política Social y Consumo. Con su elección, Barcina intenta mandar una imagen de normalidad dentro de la consejería, puesto que se entiende como una apuesta continuista con las políticas del dimisionario.

Destaca de la elección de Alli su interés por el área de la discapacidad. Fue uno de los promotores del movimiento Síndrome Up, centrado en las personas afectadas por el síndrome de Down. Barcina aseguró ayer que Alli «cumple con el perfil». La presidenta aseguró que «es una persona acostumbrada a trabajar con las personas, a preocuparse por aquellos que tienen más necesidades». Asimismo, señaló que, con este nombramiento «lo que busco es que en estos momentos no se pare ni un minuto la administración, para seguir resolviendo problemas y resolviendo expedientes». Finalmente, el nuevo consejero tomará posesión mañana. A.I.

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