La imagen comienza a ser habitual. El Congreso español, blindado por agentes antidisturbios y, a cada lado de la verja de metal, dos realidades. Por una parte, los diputados. Por la otra, cientos de personas protestando contra las medidas económicas de recorte que impulsa el Ejecutivo español. Ayer tocaba el inicio del debate de Presupuestos Generales del Estado. Unas cuentas marcadas por el peso de la deuda, que se come uno de cada cuatro euros. Mientras los representantes políticos debatían unos números que el ministro español de Hacienda, Cristóbal Montoro, llegó a definir cínicamente como «los más sociales de la historia», pese a que se aplica el tijeretazo a todas las partidas sensibles. En el exterior, varias asambleas y una marcha menos multitudinaria que el anterior «Rodea el Congreso» pero que ya prepara más iniciativas para esta semana. Al cierre de esta edición, la Policía no había cargado contra los integrantes de la protesta, tal y como ya hizo el 25 de septiembre. Todo ello, pese a denunciar la «ilegalidad» de una marcha no comunicada a la delegación del Gobierno español.

«Estuvimos aquí en 1977, tras las elecciones. Esto es el símbolo del aislamiento de la clase política. La única alternativa ante todo lo que está ocurriendo es seguir peleando, seguir protestando». Santiago Gil, jubilado madrileño, explicaba así su presencia en la marcha frente al vallado metálico que rodeaba la Cámara Baja. Eran las 20.30 y la pancarta, sujetada por palos y con la inscripción «Dimisión PPSOE, 23O, 25O, 27O», comenzaba un lento avance que le llevaría a las calles adyacentes a la Cámara española. «Rodearemos el Congreso contra ese conjunto de indeseables que están sumiendo a la sociedad en penalidades», indicaba uno de los convocantes con un megáfono.

Amenaza con detenciones

Previamente, desde las 18.00 horas, dos asambleas habían discutido propuestas de movilización y la iniciativa de una asamblea constituyente. El objetivo de rodear el Congreso no pudo lograrse. Lo impidieron, nuevamente, las diferentes barreras policiales instaladas en todos los accesos. Cerca de las 21.00, antidisturbios bloqueaban la calle León, cercana a la Cámara, obligando a los manifestantes a dar la vuelta. «Si pasan, habrá detenciones», amenazó uno de los agentes, escudándose en que los organizadores no habían convocado oficialmente la protesta. Finalmente, estos regresaron a Neptuno, donde decidieron dar por concluida la marcha a las 22.00.

Las cuentas de Montoro

Al otro lado del búnker, en el Congreso, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, fue el encargado de defender unos presupuestos que solo tendrán el apoyo de PP, UPN y Foro por Asturias. Es decir, de dos formaciones casi hermanas. Pese a ello, Montoro inistió en defender sus cuentas y llegó a asegurar que 2013 será «el último año con recesión».

Estas previsiones no contentaron a ninguno de los grupos que tomó la palabra (PSOE, CiU, IU, UPyD y PNV).

Tampoco al propio Banco de España, que a través de su último boletín económico no descartó que el déficit público previsto por el Gobierno del PP supere el objetivo marcado para este año (6,3 % del PIB), algo que, de producirse, cree que podría obligar a imponer nuevos recortes para cumplir con los compromisos adquiridos en Europa.