Gloria LATASA gloriameteo@hotmail.com
Arcos supernumerarios
Si el cambio es del día a la noche también puede haber sorpresas. Si la luna está llena, baja en el horizonte, está lloviendo, pero con zonas del cielo despejadas, se podría llegar a ver un Arco Iris nocturno
Mensajero de los dioses, anuncio de lo que puede ocurrir con el tiempo, lleno de colores (rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta), y repleto de nombres (Puente de Roma, Manto de la Virgen, Puentuco de los Ángeles...), el Arco Iris «normal» requiere unas condiciones especiales en el cielo, como el sol a la espalda del observador y una cortina de lluvia frente al mismo, sin precipitaciones torrenciales y en ausencia de viento.
El regalo puede venir por duplicado y contener un arco principal más otro secundario (su reflejo, con los colores en sentido contrario). Este delicado fenómeno óptico es el Arco Iris doble, una suerte de diadema entre las nubes que en su parte inferior contiene el arco normal, en la parte superior el arco reflejado y en la parte central una zona más oscura conocida como la Banda oscura de Alejandro de Afrodisias.
Un pequeño cambio en las condiciones previas, como que haya una capa de niebla en el lugar de la lluvia, puede dar un resultado totalmente diferente. En este caso el espectador se encontraría con un arco blanco (la suma de todos los colores) que podría estar rematado por unas apenas perceptibles bandas (roja en el exterior y azul en el interior), conocido como Falso Arco Iris, Arco de niebla o Arco acromático.
Si el cambio es del día a la noche, también puede haber sorpresas. A condición de que la luna esté llena -o casi llena-, de que esté baja en el horizonte (al atardecer o al amanecer), de que esté lloviendo pero que haya zonas del cielo que permanezcan despejadas, se podría llegar a ver un Arco Iris nocturno. Un fenómeno nada fácil de observar y que, por la falta de luz, suele tener tonalidades pálidas y blanquecinas.
Y, si las gotas de agua son de tamaño pequeño y uniforme, más sorpresas aún porque las diminutas partículas acuosas producen unas interferencias en los rayos que permiten la formación de pequeñas bandas alternas, rosas y verdes, dentro del arco principal. Un delicado ensanchamiento del Arco Iris que se produce gracias a la aparición de los llamados Arcos Supernumerarios.