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Gabirel Ezkurdia Arteaga Politólogo

Los diez mandamientos del Apocalipsis

En torno a la aspiración independentista, que ha vuelto a la palestra tras la Diada, también en Euskal Herria, son muchos los mitos que salen a la luz por parte de quienes pretenden negar a los pueblos el derecho a decidir su futuro. En este artículo se desgranan y desmontan diez de esas «falacias»: la independencia es la ruina; quedaremos fuera de Europa; las libertades cercenadas; será un Estado étnico; históricamente no ha lugar; es pura insolidaridad; es una imposición de la minoría; se debe acatar la Constitución; es España «por mis cojones»... y el más grave de todos: «¿Y la liga qué?»

Es curioso, tras décadas de silencio y negación, en pocas semanas, tras la Diada y ante el tsunami del independentismo en Euskal Herria, los portavoces del unionismo hispano braman amenazantes una retahíla de calamidades apocalípticas que la constitución de un estado independiente traería a catalanes y vascos. La infame debilidad argumental del unionismo es directamente proporcional a la decadencia política, económica y social del proyecto español impuesto desde hace más de 500 años mediante la violencia y la compra de voluntades. Este es el decálogo de falacias obligatorias de cualquier unionista de postín.

La independencia es la ruina: España, por lo visto, no. Es obvio que los indicadores socioeconómicos y el músculo productivo de Euskal Herria demuestran que, en efecto, ya solo por ello esto es «otro país». Pero además con soberanía fiscal plena, el 100% de los impuestos indirectos, sin el Cupo (¡el 6,24% de la renta española!) y con poder político para activar unas relaciones internacionales propias, este pequeño país no solo es viable, sino que sería administrable, rentable y generador de riqueza y bienestar. ¿Y «las jubilaciones»? Caballo de Troya de los peones de los banksters que han violado la Caja Única y obvian que las pensiones se pagan de donde han sido cotizadas, extranjero incluido (EEUU, Australia y dentro de nada España), y eso que con poco más que el Cupo que nos chulean para pagar al Borbón, la tropa o a los obispos se haría parra con el cacareado déficit actual.

Quedaremos fuera de Europa: Otra falacia. En la UE no se explicita el no reconocimiento de secesiones. Excepto España, los estados de la Unión reconocen que con los parámetros pertinentes y si los procesos son democráticos, la creación de nuevos estados es viable. Montenegro, Kosovo demuestran que el derecho internacional evoluciona. España no. Y en la Unión, Escocia o Flandes son ajenos a este debate. Quizá quién sí quedaría fuera de Europa por incumplir los parámetros convergentes sería España, sin Euskal Herria y Catalunya. ¿Acaso Alemania no demostró con Eslovenia, por ejemplo, que prefería pequeños estados rentables que entes multinacionales en decadencia? Aunque quizá el debate es nuestro ¿Conviene a este pequeño país pertenecer a una Unión que ha fracasado?

Las libertades cercenadas: Paradoja, la minoría que ha restringido y suprimido las libertades públicas de la mayoría de los vascos durante décadas acusa a estos ahora de que por decidir en libertad sufrirán la potencial coacción de la suyas. El unionismo minoritario entiende solo su imposición como sinónimo de libertad. Piensa el ladrón que todos son de su condición.

Será un Estado étnico: Los unionistas, que han discriminado de modo soez la cultura vasca y que históricamente han sido irrespetuosos hasta para mentar los nombres o apellidos vascos, españolizándolos, dicen que el euskara es una imposición, pero «españolizar» no. Las glotopolíticas de consenso, que ellos vetan, permiten la superación de la diglosia pero es menos «étnico» españolizar. Es más, la demoscopia demuestra que en Euskal Herria las tasas de racismo y xenofobia son inversamente proporcionales a las españolas. Preguntad a un subsahariano dónde prefiere vivir, si en Markina o en El Ejido.

Históricamente no ha lugar: Dicen que «Escocia fue un Reino independiente hasta 1707», y que mientras «España no es la suma de la voluntad de varios estados independientes, el Reino Unido sí», por lo que pueden hacer un referéndum. El negacionismo naciocida de la Historia de Euskal Herria es y ha sido un arma vital y letal para acabar con la memoria de los vascos, pero un pueblo no tiene derecho a decidir por su Historia, sino por la voluntad de sus ciudadanos contemporáneos. Ahora, si el «argumento escocés» es el que les vale: El Reino de Navarra perdió su soberanía peninsular hace 500 años por conquista y hace 812 años sus territorios occidentales, entre otros la actual CAV fue invadida. Si Escocia tiene por eso el placet español, Hego Euskal Herria, la Navarra peninsular, también, ya que fue como Escocia un estado independiente anexionado por la fuerza.

Es pura insolidaridad: Los unionistas social-liberales argumentan que la independencia es insolidaria para con otras comunidades españolas. Lo dicen sin rubor y ajenos a los datos. Euskal Herria es sinónimo de solidaridad. Líder en donación de órganos, con unos ratios de voluntariado espectaculares en proporción a su tamaño, y que aporta grandes cantidades en cooperación y dación particular. Una sociedad integralmente solidaria, en la que los independentistas en concreto pueden dar ejemplo de su histórico compromiso con otros pueblos. Quizá alguno no pueda decir lo mismo. Como curiosidad ved en el BOE del 16 de junio del 2012 la pensión vitalicia, heredable a los 60 y compaginable con otra, que se ha propiciado Patxi López, «el solidario» que «combate los privilegios de los políticos» (sic).

Es una imposición de la minoría: Esta es la única nación del mundo en la que su futuro lo deben decidir ciudadanos ajenos. Si el soberanismo logra más del 65% de representación «es minoría», porque el futuro de Euskal Herria lo han de decidir todos los españoles, incluso los de Ceuta... pero eso sí, «Gibraltar español» aunque «los británicos sean más».

Se debe acatar la Constitución española: La Constitución que dejaba atada y bien atada España no fue legitimada cualitativa ni cuantitativamente en Euskal Herria pero no importa, artículos 2, 8 y 92 al canto. Solo si Merkel y «los mercados» lo exigen, se cambia. Para lo demás es «eterna». El unionismo es totalitario en esencia porque su Constitución lo es: España es una unidad indivisible garantizada por la fuerza armada al margen de la voluntad popular contemporánea. ¿A que no la someten a refrendo?

Es España por «mis cojones»: Atributiva. Las Fuerzas Armadas son garantes de la Unidad Nacional... mientras no tengan que combatir, gran ejemplo el del Sáhara «español». Más si por cada «patriota» español hay diez inmigrantes «profesionales» en cada batallón. Lambada en vez de «novios de la muerte». Y ahora, en tiempos en los que los irregulares derrotan a cualquier fuerza armada convencional (hasta a la OTAN en Afganistán) está complicado hasta sacar a la Brunete «a la yugoslava» en plena UE. A apagar incendios y poco más.

¿Y la liga, qué?: Gravísimo. Pero, ¿qué liga? ¿Qué seduce más, un Athletic-Urroztarra o un Real Madrid-Rincón de la Victoria CF?

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