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El polémico gobernador de Tokio renuncia en plena disputa territorial con China

El controvertido gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, presentó ayer, de manera sorpresiva, su renuncia para fundar un nuevo partido. Su dimisión se produce en plena disputa territorial entre Japón y China por las islas Senkaku o Diaoyu, que él mismo ayudó a fomentar.

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GARA | TOKIO

El gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, renunció sorpresivamente a su cargo para fundar un nuevo partido abiertamente nacionalista, en medio del conflicto entre Japón y China por la soberanía del archipiélago Senkaku, para los japoneses, o Diaoyu, para los chinos. Estas islas deshabitadas administradas por Japón, son reclamadas tanto por China como por Taiwán.

Fue el primero en anunciar, a mediados de abril, que el Gobierno Metropolitano de Tokio tenía intención de adquirir el terreno de varias de esas islas en manos de un propietario privado, para lo que lanzó una exitosa campaña que logró recaudar unos 14 millones de euros.

Su plan hizo que el Gobierno central se le adelantara y comprara el terreno para el Estado, lo que desató la dura condena de Beijing y llevó las relaciones entre las dos potencias asiáticas a su peor momento en años.

En una rueda de prensa convocada de urgencia, Ishihara, de 80 años, anunció que deja su cargo. «La dimisión es efectiva desde hoy mismo -por ayer-. Quiero volver al parlamento una vez más para la creación de un nuevo partido político junto con mis aliados», manifestó.

Durante más de 13 años, dirigió el destino de la capital nipona, centro neurálgico de la tercera potencia económica mundial. Fue reelegido el año pasado para un cuarto mandato.

Ishihara ha protagonizado innumerables polémicas por sus controvertidas declaraciones contra los homosexuales, los inmigrantes o las mujeres, de las que llegó a decir que tras la menopausia no sirven para nada.

En marzo de 2011 aseguró que el terremoto y tsunami que había golpeado el noreste del país días atrás y acabado con miles de vidas fue un «castigo divino» por el egoísmo existente en Japón, algo por lo que posteriormente pidió disculpas. Ahora, planea agrupar a las fuerzas conservadoras de Japón para acabar con las enormes contradicciones que, a su juicio, encierra la política nacional.

«Una contradicción, la más grande de todas, es la propia Constitución japonesa, que fue impuesta por el ejército ocupante después del fin de la Segunda Guerra Mundial», remarcó en alusión a Estados Unidos.

Como otros dirigentes de la derecha japonesa, Ishihara reclama la supresión del artículo 9 de la Constitución, impuesta por Washington, que le prohíbe el derecho a la guerra.

Llamado en ocasiones el Le Pen de Japón por sus posiciones políticas de extrema derecha, especialistas consideran que su intención es lograr un poderoso grupo de seguidores que le permita enfrentarse a las dos fuerzas políticas principales del país. Entre sus aliados estarían el minoritario y conservador Partido del Amanecer, aunque también mira a otros líderes políticos independientes, entre ellos el controvertido alcalde de Osaka, Toru Hashimoto, quien ha apoyado su carrera política en el populismo de derechas.

Un novelista curtido en política

Nacido en Kobe en 1932, Shintaro Ishihara se graduó en 1956 en la universidad de Hitotsubashi, dos meses después de obtener el premio literario Akutagawa. Su juventud la dedicó a escribir novelas, obras de teatro e incluso una versión musical de la Isla del Tesoro y a dirigir cine. A finales de los 60 comenzó su carrera política. Militó en el Partido Liberal-Demócrata, principal formación de la derecha japonesa que dirigió el país casi sin interrupción desde finales de los años 1950 hasta 2009.

Ishihara se ha caracterizado por sus declaraciones contra China. En 1990, negó la masacre de Nankin, cometida por las tropas japonesas en 1937, que según Beijing dejó un saldo de 300.000 muertos. Para Ishihara, sin embargo, esos datos son «pura invención» de China.

Estados Unidos es otro de sus frentes. En su opinión, «Japón está cada vez más colonizado por Washington y los japoneses están perdiendo su identidad nacional». En 1989 escribió un libro profundamente antiestadounidense bajo el título de «El Japón que puede decir no», en el que critica las imposiciones de EEUU tras la Segunda Guerra Mundial. Sostiene, además, que Japón no debería pedir perdón por su pasado colonial. GARA

militarización

Conocido por sus polémicas declaraciones, Ishihara es firme partidario de que Japón tenga «armas nucleares y un régimen militar, porque, de lo contrario, se convertirá en el estado vasallo de otro país».

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