El PNV arranca hoy la ronda de partidos para tratar de buscar una fórmula de gobierno, después de haber ganado con 27 escaños las elecciones del 21 de octubre. A las 10 de la mañana recibirá en Sabin Etxea a la delegación de EH Bildu y para dos horas más tarde ha citado al PSE. Sin embargo, ambas formaciones acuden al encuentro con la previsión de que Iñigo Urkullu pretende gobernar en solitario, lo que ha enfriado el ambiente de estos primeros encuentros. Tanto Laura Mintegi, de la coalición independentista, como José Antonio Pastor, del PSE, anunciaron ayer que por el momento solo van a escuchar lo que se les propone, aunque en este último partido ya ha habido voces como la de Ramón Jáuregui que han apostado por reeditar coalición con el PNV, como en los tiempos de José Antonio Ardanza.

Las afirmaciones repetidas por los jeltzales durante la campaña y en las primeras valoraciones de los resultados han hecho que haya calado, tanto en el resto de fuerzas políticas como en la opinión pública, la idea de que el PNV pretende gobernar en solitario, mediante acuerdos con el resto de fuerzas políticas en función de los temas que se aborden, aunque intentará también llegar a algún tipo de pacto de estabilidad con otras instituciones.

Esto hace que se abra un periodo de negociaciones que parte de una premisa distinta a la de anteriores legislaturas. Desde que la escisión del PNV acabó con los gobiernos monocolores a partir de 1986, el punto de partida de los jeltzales tras ganar cada una de las elecciones autonómicas ha sido buscar un pacto de coalición que garantizara la suma de 38 escaños, mayoría absoluta de la Cámara, y la tranquilidad de gobernar sin sobresaltos, aunque no siempre lo hayan conseguido.

En las últimas legislaturas de Juan José Ibarretxe, la coalición no llegó a la mayoría absoluta, pero se le acercó y su suma obligaba a que toda la oposición tuviera que unirse para hacerle frente, lo que pocas veces sucedía dada la diversidad ideológica de sus opositores.

Búsqueda de acuerdos amplios

La posición del PNV ante esta ronda de negociaciones, oficializada por Iñigo Urkullu en un artículo, es la de buscar acuerdos amplios para hacer frente a la crisis, abordar el proceso de paz y normalización, y avanzar hacia un nuevo estatus político. De hecho, el PNV cerró en la reunión del EBB de ayer las bases de las que parte para cada uno de esos consensos buscados. Pero se trata de un planteamiento genérico que, de momento, no parece concretarse en fórmulas de gobernabilidad.

Tanto Iñigo Urkullu como otros portavoces del PNV han hablado también de la búsqueda de acuerdos interinstitucionales. Ayer mismo, el presidente del BBB, Andoni Ortuzar, aseguraba en ETB que su partido planteará un pacto interinstitucional porque «la estabilidad institucional es un valor básico» en tiempos de crisis, con el fin de que las instituciones tengan «comodidad y certidumbre» para aprobar sus presupuestos y hacer sus políticas públicas «sin sobresaltos». El burukide recordó que «cada una de las diputaciones está gobernada en minoría y por un partido diferente».

Ante este tipo de posiciones, tanto EH Bildu como el PSE anuncian que llegan a la cita de hoy con el PNV con la intención de escuchar.

La candidata a lehendakari por EH Bildu, Laura Mintegi, declaró ayer en Radio Euskadi que la voluntad de la coalición es oír las propuestas del PNV antes de tomar ningún tipo de posición. Sí avanzó que, en su opinión, Iñigo Urkullu «preferirá gobernar en solitario», pero contando con «un apoyo estable», aunque vaticinó que «igual no lo consigue», por lo que «al final terminará haciendo acuerdos puntuales». Mintegi insistió en que todo eso eran sus cálculos personales. En ese contexto, siendo el segundo partido más votado y estando fuera del Gobierno, a EH Bildu le correspondería el papel de liderar la oposición.

El segundo de los invitados a Sabin Etxea en el día de hoy será el PSE. Su portavoz, José Antonio Pastor, declaró a Europa Press que no llegan a la cita con ninguna posición preestablecida, aunque sí con la previsión de que el PNV buscará un gobierno en solitario con apoyos puntuales. «Vamos a escuchar lo que diga la representación del PNV y el señor Urkullu, y en función de lo que oigamos en esa reunión tomaremos una decisión en los días siguientes», declaró.

Respecto al escrito publicado en «Deia» por el exministro Ramón Jáuregui, abogando por reeditar un acuerdo entre el PNV y el PSE, José Antonio Pastor aseguró que se trata de «una reflexión personal» del diputado del PSOE por Araba, al que sí reconoció «una gran historia política» y también «un criterio político acreditado».

«Cintura política»

Pese a la opinión generalizada de que el PNV se decantará por gobernar en solitario, todo indica que esta no va a ser una tarea fácil contando únicamente con 27 escaños de 75 y pudiendo producirse mayorías que bloqueen proyectos del Gobierno o le fuercen a tomar decisiones que no desea.

Por eso, resulta posible que a lo largo de la negociación el PNV cambie de estrategia y busque garantizarse de alguna forma una cierta tranquilidad al menos en el arranque de la legislatura.

El presidente del BBB, Andoni Ortuzar, ya dijo ayer que «el PNV se ha distinguido por su gran capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias». A lo que añadió que «no es la primera vez que nos toca una tarea como esta, y si esto nos la jugamos por la cintura política, la vamos a tener».

El dirigente jeltzale mostró también su preocupación por las coincidencias que pueda haber entre el resto de partidos, tratando de ironizar sobre la posibilidad de que representantes de formaciones con ideologías antagónicas puedan tener un mismo voto sobre cuestiones puntuales.

En concreto, se refería Ortuzar al anuncio de UPyD de que podría coincidir con el PSE y EH Bildu en la petición de cambios en la LTH, un punto muy sensible para el PNV.