Coincidiendo con el inicio de la campaña electoral en Catalunya, los medios de centro extremo hacían gala del amor que recientemente han descubierto que profesan a las catalanas y catalanes.

«La Razón», bajo el título en portada «La verdadera Cataluña», aseguraba que Artur Mas «promete en el arranque de la campaña un referéndum con o sin la UE, mientras deja en la sombra las inquietudes de los ciudadanos». Y es que ese diario es buen conocedor de esas inquietudes, por eso en su editorial advertía de que «La enormidad del desafío exige por parte de todos los que creemos que lo mejor para España y, por lo tanto para Cataluña, es permanecer unidos y tratar de buscar las soluciones a los graves problemas económicos y sociales que enfrentamos dentro de la casa común». Muy bonito, pero lo tendrán que decidir los catalanes y catalanas, ¿no...? Pues no, porque se trata de «un ejercicio de serenidad y de reflexión que evite caer en la provocación fácil de los nacionalistas, que siempre tratan de arrogarse la representación exclusiva de todos y cada uno de los ciudadanos de Cataluña». No se refiere al nacionalismo español, pues ese representa, al parecer, además de a toda la ciudadanía española, a la catalana, la vasca y, si pudiera, la cubana, filipina y mundial.

«Abc», en la primera parte de su titular, decía: «El sondeo de Mas le da la mayoría absoluta...», y la segunda: «...pero el CIS la tumba», pues da a CiU «solo 63 diputados, lejos de los 68 de la mayoría absoluta». Entonces tranquilos, además «A nivel nacional» que es lo que importa, claro, «el PP mantiene 7,3 puntos de ventaja sobre el PSOE». Mucho más que CiU y todos los nacionalistas no españoles juntos.

El de Vocento, en su sección Protagonistas, dedicaba a la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, una flecha... efectivamente, hacia arriba porque «Frente al discurso montaraz de Mas», dando una lección de estilo, «volvió a denunciar la falsedad del plan rupturista de CiU y a recalcar que a Cataluña lo que mejor le sienta es España». A Catalunya y a todo el mundo, por algo siempre está de moda.

El mismo diario daba a conocer una «rectificación al «Financial Times»» del marcial embajador español en Gran Bretaña, Federico Trillo-Figueroa, argumentando que Escocia «fue nación, pero Cataluña era Corona de Aragón»; por tanto, se siente, que lo hubieran pensado antes de formar parte de la Corona de Aragón.