Obama invita al diálogo sobre la deuda e insiste en subir los impuestos a los ricos
Barack Obama invitó ayer a los líderes demócratas y republicanos en el Congreso a negociar un acuerdo para la reducción de la deuda y evite el temido «precipicio fiscal» a partir de enero, pero insistió en subir los impuestos a los ricos para luchar contra el déficit.
GARA |
El presidente de EEUU, Barack Obama, recolocó ayer el foco de atención en la economía durante su primera comparecencia en la Casa Blanca tras ganar la reelección. Anunció que invitará a los líderes republicanos y demócratas en el Congreso a dialogar para «construir un consenso», cuya prioridad debe ser el empleo y el crecimiento, que les permita salir del estancamiento presupuestario antes de fin de año. Un acuerdo que reduzca la deuda y evite el «precipicio fiscal», el temido escenario en el que se combinarían drásticos recortes de gasto público y subidas de impuestos a principios de 2013, y que debe contemplar, advirtió Obama, subidas de impuestos a los más ricos.
El mandatario afirmó que está «abierto a nuevas ideas» para llegar a un acuerdo sobre la deuda, pero reiteró que «tenemos que combinar recortes de gastos con ingresos y eso significa pedir a los estadounidenses más ricos que paguen un poco más en impuestos», indicó, algo a lo que se oponen los republicanos.
Tras su discurso, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declaró que el presidente vetará cualquier ley que implique ampliar las rebajas fiscales al 2% más rico de la población.
Obama se declaró «abierto al compromiso», pero también hizo hincapié en que no aceptará ningún plan de reducción de déficit que no sea «equilibrado».
Aseguró que los estadounidenses «quieren cooperación, consenso y sentido común. Pero, sobre todo, quieren acción» y pidió al Congreso «extender los recortes de impuestos a la clase media ahora mismo».
El presidente insistió en que su prioridad ahora es evitar el temido «precipicio fiscal» en el que entraría EEUU si republicanos y demócratas no acuerdan en el Congreso medidas para reducir el déficit a largo plazo antes de que acabe el año. Los republicanos controlan la Cámara de Representantes y los demócratas son mayoría en el Senado, lo que obliga a un entendimiento.
En ausencia de un acuerdo bipartito, en enero entrarían en vigor recortes automáticos en el presupuesto y eso coincidiría con el fin de las exenciones impositivas del Gobierno de George W. Bush, algo que los expertos consideran que sería fatal.
Poco antes de la comparecencia de Obama, el líder de los republicanos en la Cámara Baja, John Boehner, le instó a liderar las negociaciones para un acuerdo que evite subidas de impuestos. «Aumentar las tasas impositivas reducirá nuestra capacidad de crear los empleos que todo el mundo está pidiendo», advirtió.
Barack Obama, visitará el próximo jueves zonas afectadas por el huracán «Sandy» en el área de Nueva York para supervisar las labores de recuperación y reunirse con damnificados, anunció el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
Tres días después de las elecciones, Florida seguía ayer contando votos, lo que se convirtió en argumento de guasa en el resto del país y de vergüenza dentro del estado. Miami terminó ayer el recuento, pero el escrutinio continuaba en Palm Beach.
El líder republicano en la Cámara de Representantes de EEUU, John Boehner, afirmó el jueves que abandonaba cualquier esfuerzo por derogar la reforma sanitaria de Barack Obama, a la que se oponía su partido, por lo que debería entrar completamente en vigor. «El Obamacare es la ley», declaró a la cadena ABC. Interrogado sobre un posible intento de derogación tras los recientes comicios, Boehner respondió que «la elección cambió eso».
Promulgada por Obama en 2009 tras una larga batalla en el Congreso, la reforma vuelve obligatoria la contratación a un seguro sanitario bajo pena de multa, una medida que entrará en vigor en 2014. Esa obligatoriedad provocó la ira de la derecha, pero la Corte Suprema se pronunció en junio a favor de Obama.
El candidato republicano a la Presidencia, Mitt Romney, se había comprometido, en caso de victoria, a firmar un decreto desde el primer día de su mandato para eximir a los estados de la aplicación de la ley.
En el Congreso, los republicanos esperaban poder recortar los fondos necesarios para la aplicación de la reforma.
La reforma permitirá que 32 millones de estadounidenses no asegurados se beneficien de una cobertura de salud, independientemente de cuales sean sus antecedentes médicos, a un precio asequible. GARA