La manifestación de Bilbo fue espectacular. No voy a decir que inenarrable, porque en estas páginas estuvo muy bien contada, pero sí fue uno de esos acontecimientos que uno guarda para siempre.

Sin embargo, antes incluso de que la riada humana desembocara en Alde Zaharra, la pregunta que nos hacíamos todos era ¿y ahora qué? Y es que, como ha destacado Herrira, es cierto que la respuesta a su convocatoria fue masiva y plural, superando corsés partidistas. Pero es igualmente cierto que los políticos se guían precisamente por esos intereses: los partidistas.

No hay muchos gobiernos que cambien sus estrategias como resultado de movilizaciones, a no ser que alcancen un grado de confrontación difícil de prever en la Europa del siglo XXI. Centrándonos en el Estado español, las protestas contra la invasión de Irak, por ejemplo, fueron multitudinarias, y a pesar de ello no hubo marcha atrás hasta que, con el 11M por medio, el PSOE desalojó al PP.

Entonces, ¿qué? ¿No sirve para nada salir a la calle? Al contrario. Una de las características que tienen las movilizaciones populares, más cuando son tan plurales y masivas, es su función pedagógica. Si para quienes son habituales este tipo de citas sirven para reafirmarse, aquellos que acuden por primera vez descubren personas, ambientes y mensajes que hasta entonces les resultaban ajenos. Y en su entorno cuentan lo que han visto. Y así se va configurando una percepción social determinada.

Ahora que tanta importancia están dando algunos al relato, ¿pueden mantener indefinidamente una política que la sociedad vasca cree cruel y vengativa? No creo. Y aun en el caso de que en la balanza del PP pese más lo que piensan sus votantes ultras que perder definitivamente la batalla ideológica en este país, ¿puede el PNV no acudir a muchas manifestaciones como la de Bilbo? Diría que no.

Aunque parezca que enfrente tenemos un muro, no lo es. Las movilizaciones dan fruto, si no, no gastarían tanto esfuerzo en reprimirlas. Esto lo sabe bien mucha gente en este pueblo.

También en otros, como los Països Catalans, donde esta semana ha sido detenido nuestro amigo Aure por participar en la huelga general del 14N. Ànim company, saps que no hi tenen cap antídot contra la nostra lluita i compromís. Una abraçada forta del teu amic d'Euskal Herria. Es cierto que la calle hace pedagogía, pero las salvajadas del adversario mucho más.