El cine de temática bíblica regresa con fuerza a Hollywood
Hollywood no ha olvidado el filón bíblico y son varias las propuestas que podrán ser vistas en breve o que se pondrán en marcha y que tendrán como tema inspirador el Nuevo y el Viejo Testamento. Noé, Jesucristo, la Virgen María, Moisés, Caín y Abel y hasta Poncio Pilato se citarán en la gran pantalla para, de manera y estilo muy diversos, seguir captando el interés del público. Al contrario de aquellos tiempos del cartón-piedra, en las producciones actuales imperarán los efectos digitales.
El filón bíblico continúa seduciendo a los magnates de la industria cinematográfica. Lejos de encontrarse agotados, los pasajes del Antiguo y el Viejo Testamento siguen inspirando nuevas propuestas dispuestas a plasmar en imágenes el ingente caudal de atrocidades, fenómenos suprahumanos, desastres naturales que harían palidecer las filmadas por el pirotécnico Roland Emmerich («2012») o conflictos familiares que derivan en guerras interminables. En la mente de los magnates de la industria no hay cabida para los salmos, solo un altar de celuloide gobernado por un becerro de oro que elude los Diez Mandamientos grabados en piedra y fija su interés en las cláusulas que dictan los contratos multimillonarios.
En los años 50 y 60 las superproducciones bíblicas creadas por Hollywood se convirtieron en una exitosa fórmula para eludir el temible «diablo catódico» que se instaló en los hogares. Gracias a invenciones técnicas como el Cinemascope, el cine hizo frente a la televisión. La épica y los efectos especiales fueron los condimentos perfectos que engalanaron los paisajes bíblicos filmados. Los productores de hoy en día sueñan con repetir aquel éxito y, para tal fin, han concretado un buen puñado de proyectos que podrán ser vistos en la pantalla en un breve plazo de tiempo.
Sobre las mesas de los despachos de Hollywood se apilan hasta siete proyectos: uno sobre Noé, dos sobre Moisés, otro sobre Poncio Pilato, otro sobre el mismísimo Jesucristo, otro sobre la Virgen María y una película que mezcla Caín y Abel con vampiros y que ha sido presentada como bíblica y sobrenatural. La MGM también se ha querido apuntar a este recital revival y ha anunciado que entre sus proyectos más inmediatos figura una nueva versión de su clásico «Ben-Hur», en la que pretende explorar la accidentada amistad que compartieron el príncipe judío Judah Ben-Hur y su futuro rival en la carrera de cuadrigas, el hijo del recaudador de impuestos romano Messala.
En la papelera o en algún cajón de Hollywood también topamos con proyectos que, quizás, nunca cobren forma definitiva. Tal es el caso de un ambicioso proyecto acariciado por un Mel Gibson que -hoy en día caído en desgracia a pesar del gran éxito que cosechó con «La Pasión»-, parece que no podrá filmar definitivamente la cruenta rebelión de los macabeos. A Mel Gibson le correspondió abrir el camino con la anteriormente citada «La Pasión de Cristo» y a pesar de estar subtitulada en arameo y latín, la descarnada crudeza visual que provocó auténticas estampidas y desmayos en las salas de cine y el boicot que impulsaron varios lobbies judíos, triunfó en las taquillas.
Pero «La Pasión» no es el modelo que será elegido por las futuras producciones. El gran modelo -lo admiten los productores en sus círculos profesionales- son las películas protagonizadas por superhéroes y en las que imperan los efectos digitales de última generación, lo cual provocará que el llamado «público familiar» se convierta en el objetivo a ser seducido.
Todo esto lo pueden aportar las películas bíblicas si Hollywood pone dinero: héroes y épica, efectos especiales grandiosos, los personajes y temas son conocidos y las familias llenarán los cines.
En la mente contable de los magnates de Hollywood también hay un motivo para apostar por este tipo de cine: no habrá que pagar un 5% de lo recaudado a la casa Marvel por derechos de autor, como hace Fox por las películas de X-Men y Sony por las películas de Spiderman. Los héroes bíblicos no pagan derechos de autor.
Ateniéndonos a la agenda, «Noé» se perfila como la película más avanzada. Está presupuestada en 125 millones de dólares y quiere atraer hasta los ateos más ateos solo por el placer de ver un diluvio catastrófico de inconmensurables dimensiones. En el papel del patriarca Noé topamos con Russell Crowe y el encargado de colocarse detrás de la cámara es Darren Aronofsky; un autor extremo y directo tal y como lo demostró en su última creación «Cisne Negro». La trama del filme, que cuenta con un guión del propio Aronofsky, Ari Handel y John Logan, pretende ser una fiel adaptación de la historia bíblica, en la que Noé, en un mundo asolado por los pecados humanos, recibe una misión divina: construir un arca para salvar la vida de su familia y varias especies animales del inminente diluvio, para posteriormente repoblar la Tierra con su descendencia. Según palabras del propio Darren Aronofsky, acerca de Noé, «fue el primer ecologista. La primera persona en plantar viñedos, beber vino y emborracharse por completo. Me quedé estupefacto al retroceder y ver lo sucias que son algunas de aquellas historias. No son para todos los públicos, lejos de lo que se pueda pensar. Hay mucho material censurado en nuestra educación religiosa típica».
Además de Russell Crowe, el reparto incluye a Ray Winstone y a Anthony Hopkins interpretando el rol de Matusalén.
«Dioses y Reyes», sobre la historia de Moisés, puede ser otro proyecto faraónico que podría contar en la realización con Steven Spielberg: un gran cineasta, credenciales judías impecables y experiencia cuando produjo la película de dibujos animados «El Príncipe de Egipto». Zarzas ardiendo, murallas de agua, plagas de Egipto, muchedumbres... la espectacularidad debe ser arrolladora para no decepcionar y Spielberg es un auténtico maestro a la hora de apostar por el cine-espectáculo.
El otro proyecto sobre Moisés llevará por título «Exodus», con dinero de la 20th Century Fox y dirigido por Ridley Scott, que a sus 74 años y después de sus elucubraciones teológico-evolucionistas con «Prometeus», ha afirmado que lo que le interesa no son los efectos especiales sino ««la relación entre Moisés y Ramsés». La Biblia no da nombre al faraón que supuestamente esclavizó a los judíos, pero hay un cierto consenso entre los historiadores por identificarlo como Ramsés II. Una relación que ya ha sido mostrada con anterioridad en las citadas «Los Diez Mandamientos» y «El Príncipe de Egipto».
El último tema veterotestamentario es el de Caín y Abel, que dirigiría y financiaría Will Smith y que incluye vampirismo y fantasía, aunque desde su productora se insiste en que es una elaboración de la historia bíblica. Un explosivo cóctel que, probablemente, no dejará indiferente a nadie.
Dejando a un lado el Viejo Testamento, la industria también hará un hueco al Nuevo y con un proyecto que ya ha causado cierto revuelo entre los círculos más conservadores. Muchos se han echado a temblar en cuanto supieron que el holandés Paul Verhoeven rodará su particular versión de «Jesús de Nazareth». El director del «Instinto Básico» que encumbró a Sharon Stone ha señalado recientemente que quiere hacer la película basada en un libreto que él mismo ha escrito porque «lo que yo llamo la nueva ética de Jesús, el perdón a los enemigos, deberíamos aplicarlo en nuestro pensamiento humano, y no lo hacemos muy a menudo».
En este apartado, merece una mención especial el proyecto «María Madre de Cristo» -no confundir con "María, Madre de Jesús", con Christian Bale-, con un presupuesto de unos 25 millones de dólares, dirigida por Alister Grierson, distribución de Lionsgate y con guión de una antigua monja paulina, Barbara Nicolosi, que lleva muchos años como guionista laica y animadora de propuestas cristianas en Hollywood. Católica ortodoxa en doctrina y enemiga declarada de las «historias aburridas» y las «predicaciones camufladas», Nicolosi ofrece en su narración la vida de María a los 8, 15, 19 y 27 años, hasta que Jesús tiene unos 12 años y protagoniza el episodio del Templo. El argumento esboza las vivencias de la joven María (Odeya Rush), que debe emigrar acosada por el malvado Herodes, interpretado por un Ben Kingsley que repite en este subgénero ya que en «Lux Vide» fue Faraón y también ha encarnado a Moisés.
Jonathan Bock, presidente de la casa de marketing Grace Hill, especializada en «vender» productos de Hollywood a audiencias religiosas, es muy claro en cuanto le preguntan por la gran cantidad de material fílmico de temática religiosa que se está rodando: «tenemos dos culturas que se están redescubriendo; Hollywood tiene los mejores narradores; y la religión tiene las mejores historias». Pero, el propio Bock advierte cual dedo apocalíptico «si lo haces mal, no solo pierdes a tu público amplio, sino que no atraerás ni siquiera al que habría sido tu público más fiel». Para culminar su sentencia, este moderno mercader pone como ejemplo y advertencia la siempre denostada «La última tentación de Cristo» de Martin Scorsese, «Económicamente -dice Bock- pinchó por el enfado de los espectadores que la vieron como un experimento de blasfemia y falta de respeto».
Koldo LANDALUZE