La oposición alerta sobre la deriva autoritaria de Zambia tras varias detenciones
Una serie de detenciones de opositores en Zambia hace temer una deriva autoritaria de Michael Sata, cuya elección en 2011 fue recibida positivamente pues supuso una alternancia democrática pacífica y bien controlada.GARA |
«Cualquiera que sea la manera por la que nosotros desaparecemos, el presidente estará contento. Quiere aniquilar a la oposición», asegura Nevers Mumba, líder del exgobernante Movimiento por la Democracia Multipartita (MMD) de Zambia.
El Gobierno, acusado de practicar la «caza de brujas», responde que la Policía y la Justicia «persiguen a culpables de delitos, como en toda democracia que goza de buena salud», independientemente de su afiliación política.
Mumba fue detenido y puesto en libertad bajo fianza a principios de enero por un asunto de corrupción que data de la época en que era embajador a Canadá, entre 2009 y 2011.
Dice que «Sata quiere crear una atmósfera de intimidación para asegurarse que los líderes de la oposición desaparecen del país».
El pasado jueves, Hikainde Hichilema, líder de otro partido de la oposición fue detenido por «difamación» contra el jefe del Estado. Antes que él, dos periodistas opositores, un consultor de medios de comunicación, un exministro de la Información y su secretario también fueron arresta- dos. Muchos creen que están pagando por haber sido demasiado críticos con Sata cuando estaba en la oposición.
Para el círculo del presidente, estas detenciones están justificadas. «La percepción de que el Gobierno es autoritario y persigue a los líderes de la oposición está fuera de lugar», afirma Kennedy Sakeni, su portavoz. «La Policía es independiente y no hay persecución política (...) No permitiremos a los ciudadanos violar la ley y que salgan indemnes», añade.
Sata, veterano de la política, fue elegido tras morir el presidente Levy Mwanawasa. Su elección en 2011 puso término a 20 años de Gobierno del MMD. Se declara admirador de Robert Mugabe en su política de requisar las tierras a los terratenientes blancos.
Los analistas no creen que la actitud de los opositores sea irreprochable pero dudan de los argumentos del Gobierno.