La afición de la Real trasladó el inicio de la fiesta de San Sebastián desde la plaza de la Constitución hasta Anoeta con una remontada histórica que ratifica al campo donostiarra como el único que se le resiste al mejor equipo de todos los tiempos.

Vilanova pareció dar más importancia a vivir por vez primera una victoria en Anoeta que a la eliminatoria de Copa con el Málaga. Si el miércoles presentó en el Camp Nou un once sin apenas titulares, ayer sacó el mejor equipo posible, con nueve integrantes de la selección campeona del mundo y de Europa junto al mejor jugador de la historia y a un internacional brasileño como Dani Alves. Eso da mayor valor a la victoria.

Los de Montanier no solo lograron tres puntos que acercan a Europa y dieron la mayor alegría desde el ascenso a su afición. Como hace dos años, se encargaron de mantener en vigor el récord de imbatibilidad del equipo campeón realista para culminar una noche perfecta.

Pero casi tan importante como el triunfo fue la forma de conseguirlo, con una segunda parte de altísimo nivel. Es cierto que el Barcelona jugó con diez los últimos 35 minutos por expulsión de Piqué, pero ya cuando jugaban once contra once la Real fue otra en la segunda mitad después de una primera en la que comenzó con un planteamiento muy valiente, con la línea adelantada, pero acomplejada ante la grandeza del rival.

Cometía fallos en situaciones en las que ni tan siquiera mediaba la presión del Barcelona, no presionaba al poseedor del balón para hacer buena la puesta en práctica de una defensa adelantada y así ya para el minuto 4 Messi rompió la línea realista y falló una clara ocasión y poco después el argentino no perdonó en una acción iniciada en un mal envío de Bravo.

Anoeta mantuvo a su equipo

Hasta seis ocasiones claras tuvo el Barcelona en el primer tiempo y, por suerte, Messi solo marcó una de las cuatro que tuvo. Los palos repelieron dos remates y solo Pedro consiguió el 0-2 en otra jugada en la que Xavi lanzó sin presión a Alves, que asistió el canario. La Real, aunque también dispuso de un par de oportunidades, era muy inferior, en buena medida por su complejo de inferioridad.

Pero Anoeta no estaba dispuesta a que la máquina perfecta azulgrana le amargara la fiesta y celebraba cada pérdida de balón rival como si de un gol se tratara. Así sostuvo a su equipo en los momentos más difíciles y en ese ambiente positivo Chory Castro logró que la Real se fuera al descanso metida en el partido tras un primer tiempo en el que había sido muy inferior.

Y se fue a los vestuarios una Real y salió otra. Ya antes de quedarse en superioridad numérica los blanquiazules empezaron a combinar con el criterio que les había faltado en el primer tiempo. El balón dejó de ser patrimonio exclusivo del Barcelona y fruto de esa mejoría llegó una primera opción de Carlos Vela, que remató alto.

Después el mexicano, que ya había provocado la primera tarjeta de Piqué al lanzar una falta con el central pegado, forzó la segunda. El Barcelona protestó a Undiano Mallenco esa decisión, pero el navarro no solo acertó en las dos tarjetas. También tenía que haber amonestado a Busquets y Alves en los primeros minutos del partido -el medio centro luego vio una tarjeta- y después perdonó la segunda amarilla a Iniesta.

Tras la expulsión, la Real se fue para arriba y lanzó tres corners en dos minutos de acoso que acabaron con el segundo gol de Chory Castro, que llevó el empate al marcador y la euforia a las gradas de Anoeta.

Volvió a sonar la Marcha de San Sebastián a ritmo de unos tambores que habían empezado a sonar cuando el Barcelona salió a calentar y la fiesta se desató cuando Agirretxe culminaba una remontada que hacía justicia a la gran segunda parte de la Real, que no permitió al Barcelona crear ninguna oportunidad.