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GESTIÓN DE ACTIVIDAD BANCARIA

Kutxabank: función social y actividad bancaria

Los autores exponen cuál debe ser la orientación de la gestión de Kutxabank y defienden que, dejando de lado la batalla proyección social VS negocio bancario, ésta debe basarse en una actividad financiera dirigida a responder las necesidades de su tejido social e industrial. En una caja de ahorros, los objetivos vienen determinados no por su directivos, sino por sus titulares y, por tanto, por el interés general del territorio

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Ekai Group

En un artículo en GARA de Julián Zapiain del día 13 de enero, en el que se hace referencia a otro artículo de Juan Mari Gastaca en «El País» del 18 de noviembre, se aportan algunas claves para nosotros novedosas sobre qué está sucediendo en la lucha entre partidos políticos planteada en este momento a efectos de la distribución de representaciones en Kutxabank.

Ya hemos indicado anteriormente que, en primer lugar, intentamos no entrar en argumentos entre partidos que no afecten al fondo de las políticas públicas. En segundo lugar que, teniendo en cuenta todo lo sucedido durante los dos últimos años en el ámbito estratégico con nuestras cajas de ahorros y con Kutxabank, consideramos lamentable que el 80% de la atención mediática haya estado focalizada alrededor de las disputas entre partidos sobre meros repartos de cuotas de poder.

El artículo de Zapiain plantea que la exclusión de Bildu de los procesos de designación de representantes no tiene su origen en un problema de lucha entre partidos sino en el posicionamiento personal del presidente de Kutxabank. En concreto, alude a una expresión del mismo indicando que «la coalición abertzale defiende una filosofía más próxima a la proyección social y menos orientada hacia el negocio bancario».

Si en Kutxabank debe priorizarse o no la «proyección social» o el «negocio bancario», más allá de cuestiones terminológicas, es un debate que probablemente no era necesario abrir. Las cajas de ahorros han trabajado en un contexto en el que resuelven esa dialéctica sin mayores contradicciones. Si este debate se está planteando ahora con esta crudeza en Kutxabank, ello es resultado de las equivocadas estrategias desarrolladas por esta entidad en plena crisis, que han llevado a cuestionar todo lo que no debería haberse cuestionado nunca.

Con el fin de centrar el análisis, vamos a prescindir del debate sobre la «obra social». Se trata de un debate con características específicas y que merece una atención diferenciada. Porque la función social más importante de las cajas no es la «obra social» como destino de una parte de sus resultados, sino su propia actividad financiera.

Y ésta es, en nuestra opinión, la clave de la cuestión. No tiene sentido plantearse si en Kutxabank es más importante la «función social» o la «actividad bancaria» porque las dos son la misma cosa. La función social clave de Kutxabank no es otra sino gestionar eficientemente la actividad bancaria que la sociedad le ha encomendado.

Es su papel en la actividad bancaria lo que convierte a Kutxabank en una institución central para el futuro económico y social del País Vasco. Y ésta es la razón de la importancia de que esta actividad se desarrolle eficientemente.

Esto supone que Kutxabank debe gestionarse con eficiencia. Que los gastos y las inversiones deben contenerse o gestionarse con prudencia, que debe buscarse la generación de resultados como instrumento de garantía de futuro, que debe mantenerse una plantilla -y un equipo directivo- eficiente y motivado, etc. Si alguien entendiera que defender la función social de Kutxabank supone olvidar todo esto no solo estaría muy equivocado sino que se arriesgaría a provocar un daño irreparable tanto a la actividad bancaria como, en consecuencia, a la propia función social de Kutxabank.

A la inversa, la expresión «negocio bancario» resulta equívoca y, en cierta forma, peligrosa. El término «negocio» parece apuntar, en términos coloquiales, a «ganar dinero». La cuestión es «ganar dinero»... ¿quién?

Desde luego, el objetivo de las cajas de ahorros no es ni puede ser obtener beneficios por obtenerlos. No es así en ninguna entidad, y menos en las sociedades anónimas, cuyo objetivo, en principio, es la rentabilidad para el inversor-accionista, no los beneficios de la entidad en cuanto tales, que no son sino un instrumento para dicha rentabilidad.

Las sociedades no están para «hacer negocio» para sus directivos. Cualquiera que conozca los debates sobre el gobierno corporativo de las últimas décadas en Occidente es consciente del daño que a la estructura económica de nuestros países han provocado sociedades en las que el excesivo alejamiento de los titulares con respecto a la dirección ha dejado la toma de decisiones en manos de ejecutivos con todo el poder y sin responsabilidad por las consecuencias de sus actos. Igualmente, en una caja de ahorros sus objetivos vienen determinados no por sus directivos sino por sus titulares y, por tanto, por el interés general del territorio.

Esto no es en absoluto contradictorio con la eficiencia económica. Al contrario, -más aún en Kutxabank, con una cuota de mercado cercana al 50%- el futuro de la entidad y el futuro económico del territorio están indisolublemente unidos. Si existe alguna inversión estratégica clave para Kutxabank, ella es la apuesta por el desarrollo tecnológico y empresarial de su territorio. La contribución de Kutxabank a este desarrollo es proporcionar los mejores servicios financieros y, en particular, el acceso al crédito en las mejores condiciones posibles.

Es de suponer que incluso las estrategias defendidas durante estos dos años de bancarización, incorporación de inversores, expansión fuera del territorio, por muy disparatadas que fueran, de alguna forma estarían motivadas por el interés o los objetivos de los titulares de Kutxabank, ya sea por vía incremento de resultados, mejores condiciones de financiación, etc.

Desde Ekai Center nos hemos posicionado en contra de estas estrategias, que hemos considerado gravemente erróneas y perjudiciales para Kutxabank y para nuestra economía, pero nunca hemos puesto en duda que su objetivo -aunque equivocado- fuese, de alguna forma, defender los intereses de la sociedad y del tejido económico, de forma directa o indirecta, por muy equivocadas que fuesen.

Si esto no es así, si alguien está defendiendo que Kutxabank debe plantearse como primer objetivo un «negocio bancario» que no está relacionado con esta función social, debería explicarnos con detalle cuáles son sus finalidades.

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