Sin tiempo para respirar tras el duelo ante Montepaschi Siena, el Caja Laboral Baskonia se metía entre pecho y espalda un múltiple viaje en avión para llegar a Santiago de Compostela y vérselas ante el Obradoiro a partir de las 19.00 de esta tarde.

Con tres derrotas consecutivas cosechadas en la Euroliga, dos de ellas en casa, la escuadra gasteiztarra busca emplear la competición doméstica para balsamizar sus heridas, toda vez que parece que el mal momento de Europa no se debe a un tropiezo puntual, sino a un pequeño bajón, admitido por el propio Zan Tabak al término del choque del Palaestra. «Jugamos bien la primera mitad, pero cuando sufrimos un mal momento, empezamos a tomar resoluciones individuales, y eso además hizo que nos paráramos en defensa». Un cóctel que devino en un ilevantable parcial de 26-13 en Italia y que, por fuerza, los baskonistas esperan que no se repita frente al conjunto galaico.

Aquel 18 de noviembre

Pero el Obradoiro ya ha dado sobradas muestras de saber meter mano a los rivales, por grandes que estos sean, durante sus baches. Por ejemplo, fue capaz de ganar en el Palau Blaugrana dejando al vigente campeón de Copa en 54 puntos, y también fue testigo del adiós de Dusko Ivanovic del cargo de entrenador del Caja Laboral Baskonia, tras deshacerse de los gasteiztarras el pasado 18 de noviembre por un 68-77 que colmó la paciencia del presidente Josean Kerejeta.

Con todo, ni el Baskonia llega a Santiago en un momento tan bajo como en aquellos tiempos -con la afición enfrentada por el entrenador-, ni el Obradoiro tiene la misma frescura. Tras quedarse fuera de la Copa, los de Moncho Fernández han perdido cuatro partidos seguidos, sobre todo tras lesionarse el base portorriqueño Andrés Rodríguez, clave del triunfo gallego en Zurbano. De hecho, la ausencia del boricua se notará más que la baja por lesión de Jelinek.