Un nuevo atentado contra la comunidad chií en Baluchistán deja al menos 80 muertos
Al menos 79 personas murieron ayer y unas 200 resultaron heridas en un atentado con bomba en una concurrida zona de Ciudad Hazara, en Quetta, capital de Baluchistán oriental, dirigido contra la comunidad chiçi. El artefacto destrozó un mercado y derribó un edificio de dos plantas.
GARA | QUETTA
Un nuevo atentado con bomba contra la comunidad chií dejó al menos 79 muertos y 200 heridos ayer en la inestable Baluchistán oriental, bajo administración de Pakistán, en donde el fundamentalismo religioso avanza de manera acelerada así como la violencia contra esta minoría musulmana.
Se trata de uno de los atentados más mortíferos registrados en Pakistán contra los chiíes, que representan un 20% de la población de este Estado de 180 millones de habitantes de mayoría suní.
Una bomba escondida en un camión cisterna y denotada a distancia estalló a media tarde en un mercado de Ciudad Hazara, en las afueras de Quetta, capital de Baluchistán oriental, fronteriza con Irán y Afganistán -países que ocupan también parte de Baluchistán- es escenario de actos de violencia sectaria y de numerosos atentados contra las fuerzas de seguridad. Según las primeras estimaciones, la bomba podría haber estado compuesta por cien kilogramos de explosivos.
«Al menos 79 personas murieron y 180 resultaron heridas. La gran mayoría de las víctimas son chiíes y entre ellas hay mujeres y niños», dijo el jefe de la policía de Quetta, Zubair Mehmood, elevando de nuevo el balance de víctimas mortales.
El camión cisterna repleto de explosivos estaba estacionado cerca de un edificio de dos pisos que se derrumbó por la detonación. «Tememos que numerosas personas aún estén prisioneras de los escombros», agregó Mehmood, sugiriendo que el balance podría aumentar.
Tras el atentado, una multitud en furia rodeó el barrio y lanzó piedras a la policía, acusada de no proteger a los chiíes, indicaron testigos. Los chiíes acusan a las autoridades de inacción.
La violencia contra la minoría chií, considerada como herética por ciertos grupos suníes extremistas, se ha multiplicado estos últimos años en Pakistán, y en particular en Baluchistán.
El atentado fue reivindicado por Lashkar-e-Jhangvi, un grupo armado suní fundado en los años 90 y prohibido oficialmente en Pakistán, lo que no le impide cometer atentados.
Este movimiento armado reivindicó el mes pasado el ataque más mortífero que jamás se haya perpetrado contra chiíes en Pakistán, un doble atentado suicida que tuvo lugar también en un barrio chií Quetta y en el que murieron 93 chiíes.
Según Human Rights Watch (HRW), más de 400 chiíes murieron en Pakistán en 2012, «el año más sangriento» para esta comunidad en la historia de este Estado. La ONG denunció la «cobardía e indiferencia» de las autoridades frente a estas «masacres a sangre fría».
La Policía cree de que el atentado tenía como objetivo a los hazara, miembros de la comunidad chií que viven bajo la amenaza de las milicias suníes lideradas por grupos como Lashkar e Jhangvi (LeJ), que reivindicó la masacre cometida ayer.
El gobernador paquistaní de Baluchistán oriental, Zulfikar Magsi, anunció un día de luto para hoy domingo. Varias organizaciones chiíes convocaron, por su parte, una huelga general también para esta jornada.