Otra «víctima» de la austeridad: dimite el primer ministro búlgaro en medio de la revuelta popular
El primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, un exmando policial que cultivaba la imagen de «hombre duro» y que hasta hace unos meses se negaba a dimitir, finalmente lo ha hecho en medio de una gran revuelta popular. Lo que en principio fueron unas protestas contra el precio de la electricidad y las medidas de austeridad, que luego se transformaron en una revuelta masiva contra la corrupción y las élites dominantes, ha terminado por tumbar a uno de los alumnos más aventajados de las políticas de austeridad y las privatizaciones. Otro aspecto reseñable de las protestas es que son muy mayoritariamente independientes de los partidos políticos y sindicatos tradicionales, formadas en gran parte por jóvenes organizados por medio de las redes sociales.
Bulgaria es hoy el país más pobre de la Unión Europea, con un salario medio de 400 euros al mes que no ha aumentado durante años. Borisov aún no ha aclarado si adelantará las elecciones previstas para el mes de julio o si propondrá a algún otro líder de su partido. Sea como fuere, la indignación popular contra la élite política -sea de un bando o de otro-, contra los bajos niveles de vida y la corrupción generalizada persistirá.