Rebeldes sirios y las milicias kurdas han puesto fin a tres meses de combates en el norte de Siria, cerca de la frontera turca, gracias a la mediación del opositor marxista Michel Kilo. Los enfrentamientos comenzaron en la ciudad de Rass al-Ain, -hoy prácticamente vacía- que contaba con 55.000 habitantes, la mayoría kurdos, pero también árabes suníes, cristianos y armenios, cuando los insurgentes intentaron apoderarse de ella para controlar un paso fronterizo. El domingo se anunció el acuerdo entre el ELS y los Comités Populares kurdos, que incluye retirar las fuerzas militares de la ciudad y combatir al régimen. Aunque no lo firmaron, grupos islamistas como Al Nosra o Ghuraba al-Sham, hostiles hacia la comunidad kurda, se han comprometido a respetarlo.