Facebook se aproxima a los 1.000 millones de usuarios. Es un extraordinario dispositivo capaz de aprovechar cada movimiento que acontezca en su plataforma. Podría afirmarse que Facebook ha operado en el campo social lo mismo que Google en la gestión del conocimiento humano en red y ambas han colaborado en la creación de un espejismo virtual según el cual es posible creer que la informática puede garantizarnos un acceso neutro y ordenado al complejo de relaciones e informaciones que componen lo que llamamos Web. Es decir, si Google pretende ser el repartidor de la verdad, Facebook tiene el papel de empresario de las relaciones.

En un intento por adentrarnos en la compleja maraña orquestada por el gigante creado por Mark Zuckerberg, ha sido publicada la obra «En el acuario de Facebook, el irresistible ascenso del anarco-capitalismo», un libro firmado por Ippolita. Tras este seudónimo se oculta un colectivo de investigación compuesto por hackers y activistas sociales que apuesta por la escritura como modelo de autodefensa digital. «En el acuario de Facebook -señala Ippolita- somos todos seguidores de la `transparencia radical', un conjunto de prácticas narcisistas y de `pornografía emocional'. Todo por el bien de la humanidad, de la sociabilidad y de la puesta en común, en nombre de la libre información: libertad automática garantizada por las máquinas, la libertad de unas relaciones sociales cada vez más automatizadas».

Publicidad y represión

Detrás de la presunta gratuidad que enarbola Facebook, topamos con una singularidad: proporcionamos nuestros datos personales y estos serán elaborados, empaquetados y vendidos a empresas interesadas en potenciar sus estrategias de venta. Cabe destacar que los algoritmos usados para la publicidad personalizada por los gigantes de la perfilación online -Facebook, Apple, Google, Amazon- son los mismos utilizados por los gobiernos despóticos para la represión personalizada. ¿Qué ideología se esconde detrás de este presunto «teatro de la libertad»? El colectivo Ippolita responde «El aspecto más importante, no investigado hasta la fecha, es la relación existente entre Facebook y la potente corriente político-cultural del anarco-capitalismo estadounidense. La ideología política subyacente es un individualismo desenfrenado, facilitado por un capitalismo salvador y tecnócrata. Uno de los inversores más potentes de Facebook es Peter Thiel, inquietante personaje fundador de PayPal, un libertariano que propugna la abolición de la moneda y del Estado y cree en la competición más salvaje como regla de oro de las relaciones sociales».