Raimundo Fitero
Subasteros
En los juzgados anidaba una especie depredadora que se les conocía con el nombre de subasteros. Son unos individuos pertenecientes a un clan que se dedican (o dedicaban) a pujar para hacerse con pisos en subastas públicas provenientes de los desahuciados, lotes de productos decomisados, automóviles arrebatados a sus dueños por falta de pago y otros subproductos del sistema de consumo irredento. En la televisión tenemos dos programas en los que se nos cuentan los pormenores de un grupo de estos subasteros, pero de los USA, y que tienen como gracia que se dedican a comprar material encerrado en trasteros, aunque no se sabe las razones por las que se abren los candado con una cizalla y un grupo de subasteros van subastando, haciéndose putadas y creando un espectáculo televisivo.
Es decir, ahora mismo en la TDT en dos canales diferentes, tenemos dos programas exactamente iguales, con el mismo tema, estas subastas, pero con dos grupos de subastadores y de pujadores diferentes, pero en ambos se reproduce el mismo esquema, porque lo protagonizan unos cuatro o cinco, individuos o parejas, que responden a un tipo específico de subastador: el fanfarrón, el compulsivo, el sobrado, el calculador, el que solamente está para fastidiar al otro. Y así constantemente, trastero, tras trastero, Y siempre el mismo guión, a simple vista se ven trastos, pero siempre, qué casualidad, en una caja al fondo, aparece algo que necesita la visita a un anticuario, a un joyero para saber su precio real.
En ambos sucede igual, de los lotes comprados, o los mostrados en cada subasta de cada jornada, se nos ofrecen posteriormente las secuencias de la búsqueda del tesoro, la venta, etcétera y se nos explica lo que han gastado en la compra y lo que han ganado o ganarán en la venta. Y casi todos ganan. Menos un excéntrico, que parece millonario que se divierte en estas subastas. Y lo que no acaba nunca de sorprenderme es que estas actividades se puedan convertir en espectáculo televisivo, y que en estos momentos, podamos elegir entre dos tan iguales como diferentes en dos canales en competencia. Con los subasteros de aquí saldría un espectáculo vergonzante y corrupto.