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La silenciada revuelta marroquí espera resurgir apoyada en el descontento social

El movimiento 20 de Febrero, nacido de la Primavera Árabe y que reclama reformas políticas profundas para Marruecos, se encuentra marginado dos años después de su creación pero espera resurgir por el descontento social creciente hacia el gobierno islamista.

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Guillaume KLEIN (AFP) | RABAT

El 20 de febrero de 2011, siguiendo la estela de las revueltas de Túnez y Egipto, decenas de miles de marroquíes se manifestaron en las grandes ciudades del país. Pero después de una nueva Constitución y un nuevo gobierno, sus efectivos se han diluido y, en los últimos meses las manifestaciones reúnen a unos cientos de persnas.

«Políticamente el 20 de Febrero ya no existe», afirma a France Press Baoudouin Dupret, director del centro Jacques-Berque que apunta «el efecto intimidante» en la opinión pública de las convulsiones en las revoluciones vecinas.

Ayer unas 800 personas en Rabat y 300 en Casablanca se concentraron en el aniversario del movimiento. «Había mucha gente que no había visto hacía tiempo. Es un nuevo comienzo», opina el presidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, Khadija Ryadi.

Desde el segundo semestre de 2011 la aprobación de la nueva Constitución por amplia mayoría y la victoria de los islamistas del Partido Justicia y Desarrollo redujeron la intensidad de las protestas. «Se habla menos de nosotros desde que un partido llegó al poder con nuestros lemas anticorrupción y prodemocracia», explica Sanae Metaich, coordinadora del 20F en Rabat.

A la vez, la retirada de las manifestaciones del poderoso movimiento islamista Justicia y Beneficencia «privó al movimiento de una gran parte de sus tropas», subraya Dupret.

La represión ha constituido otro factor de repliegue. «El poder ha jugado la carta de la Constitución y las elecciones de un lado y de la represión del otro», estima Samad Ayach, otro coordinador. En diciembre organizaciones de derechos humanos contabilizaron 70 militantes encarcelados. «Ha habido un cambio en esta represión. Antes había detenciones por `participar en una manifestación´no autorizada'. Ahora también por `violencia contra las fuerzas del orden', `tráfico de drogas'...», señala Metaich. También se han dictado duras sentencias como la de 12 años de prisión para un militante de Al Hoceima. El jefe de Gobierno, Abdelilah Benkirane, las justifica con que «no hay personas sagradas». A su juicio, «la mayoría de reformas se han llevado a cabo. La prueba es que el 20F no sale más. Bueno, hay algunos que quieren resucitarlo. Ya veremos».

Pero el movimiento niega tales avances y exige una democracia auténtica. Además confía en que «los ciudadanos van a tomar conciencia de que hace falta un nuevo cambio».

autocrítica

«Nos ha faltado una verdadera organización. Necesitamos acciones más eficaces», afirma Samad Ayach, militante del movimiento 20 de Febrero, que se apoya en las crecientes protestas hacia el Gobierno y sus reformas sociales.

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