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La garganta de Linda

Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

 

Gerard Damiano dirigió «Garganta profunda» (1972), el primer filme pornográfico de «culto» de la historia. El título de la cinta, con pretendido ingenio, hacía alusión al caso Watergate. La película, que mostraba al mundo las habilidades de Linda Lovelace (1949-2002), paso por numerosos episodios de censura y llegó a prohibirse en varios estados de EE.UU. Y, como suele suceder, la prohibición y el escándalo se convirtieron en los mejores aliados publicitarios del producto destinado a la venta. La película vendió y el peluquero y ¿marine? triunfó como director de cine, aunque él jamás consideró que su propia película fuese algo extraordinario (a pesar de que la rodase en seis días con un presupuesto de 250.000 dólares y se convirtiera en una de las cintas más rentables de la historia). Su estreno coincidió con los movimientos estadounidenses de liberación sexual que venían explosionando terrenos ultraconservadores desde la década de los sesenta, y claro, sus escenas de sexo explícito se interpretaron como un ataque a la moral hipócrita y al puritanismo. No seré yo quien niegue el revuelo moral que supuso en sus tiempos «Garganta profunda», pero siempre me parecieron durísimas las imágenes de una infeliz Linda Lovelace, descorazonadoras. Tras el interesante, pero propagandístico documental «Inside Deep Throath» de Barbato y Bailey sobre la película, en Berlín pudimos ver en la sección Panorama «Lovelace», dirigida por Rob Epstein y Jeffrey Friedman. El largometraje se centra en la vida de la actriz Linda Lovelace para tratar de adestrarse en las zonas oscuras de la industria del porno. Superficial y tópico, resulta ser una oportunidad perdida para retratar el descenso a los infiernos de una mujer que proporcionó pingues beneficios mientras la chuleaban.

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