pugna por el poder en UPN
Catalán y Barcina deciden imponerse y dejar sin cargos al bando opuesto
Los dos aspirantes a liderar UPN, Yolanda Barcina y Alberto Catalán, formalizaron ayer sus candidaturas. Ambos han propuesto una terna de nombres para copar los puestos principales. A la candidatura de Amelia Salanueva como secretaria general, Catalán sumó ayer a Conchi Mateo para la Vicepresidencia. Barcina por su parte, desveló que su vicepresidente es Juan Antonio Sola y su secretario, Óscar Arizcuren.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
Las dos corrientes de UPN entraron ayer en una fase irreversible, que les arrastrará a una confrontación que dejara heridas en el partido y tambaleante al Gobierno casi independientemente del resultado. Yolanda Barcina y Alberto Catalán registraron ayer sus candidaturas para liderar a UPN, pero ninguno de los dos estaba cómodo, sensación que evidenciaron con un mutismo sepulcral.
Después de semanas aprovechando cada oportunidad que se les daba para hacer campaña en clave interna, ayer los dos líderes de UPN rehuían de la prensa. Ambos acudieron al pleno, pero solo entraron al hemiciclo lo imprescindible. En los pasillos, las principales figuras del partido paseaban pegados al teléfono, conversaban, y buena parte de ellos se evitaban. Barcina y Catalán estuvieron negociando desde las 8.30 de la mañana. Se vieron obligados a parar para acudir a las votaciones y reiniciaron la negociación en cuanto se finiquitó el último punto. Si se buscó el acuerdo o fue una simple pose, es un secreto que quedó tras la puerta del despacho del presidente del Parlamento.
Prácticamente, la única duda a despejar ayer era qué candidato a vicepresidente que presentará cada bando. Los responsables de Organización de UPN advirtieron a su gabinete de prensa que no dijera una sola palabra, ni siquiera cuando pasaran las siete de la tarde y se agotara el plazo. A última hora, solo accedieron a dar la cifra de cuántas personas se presentaban a cada puesto.
Finalmente, los dos nombres elegidos para la Vicepresidencia no son ningún peso pesado, lo que vuelve a restar valor a esta figura. Los candidatos se han elegido para romper los perfiles de cada bando: el técnico urbanita frente al militante rural. Catalán ha escogido a Conchi Mateo, una exconcejal de Iruñea, ciudad de donde extrae el núcleo de sus apoyos Barcina. Pese a que fue parlamentaria, Mateo nunca ha tenido una labor destacada. Por su parte, Barcina apostará por un ribero, el alcalde de Fustiñana, José Antonio Sola. Salvo por el hecho de que lleva más de 20 años gobernando su pueblo y formar parte de la actual Ejecutiva, Sola poco más tiene en su haber político.
La verdadera «mano derecha»
Aunque toda esta lucha interna comenzó cuando Catalán empezó a exigir más poderes para el vicepresidente, el teórico puesto del «número dos» tiene mucho menos peso que el del secretario general. Por ello, tanto Barcina como Catalán sí que han buscado a una persona de su máxima confianza para secretario general y que va más acorde a su visión del partido.
El primero en mover ficha fue Catalán, quien dejó claro que su candidata es Amelia Salanueva. Esta estellesa, actualmente en el Senado, es una de las personas más respetadas del partido por sus capacidades. Algunos dicen que tiene incluso más apoyos que el propio vicepresidente.
Por su parte, Barcina ha preferido jugar a la sorpresa, sacándose a un desconocido para el ambiciado puesto. Óscar Arizcuren, alcalde de Noain, tiene apenas 35 años y lleva en política 12. Es una apuesta arriesgada, destinada a vender renovación dentro de UPN. Frente a Arizcuren, Salanueva y Catalán hace tiempo que cumplieron las bodas de plata en el seno de UPN y, desde el principio tuvieron responsabilidades, ya que ambos pertenecieron de la Ejecutiva de Juventudes Navarras.
Con Arizcuren, Barcina estaría intentando convertir su principal debilidad (un ascenso demasiado rápido) en la virtud de la regeneración del UPN más cerrado y rural. Pese a ello, en una disputa pura por el cargo, Salanueva lleva las de ganar. Incluso no sería un resultado extraño que, aun en el caso de que Barcina tumbase a Catalán, tuviera que aceptar a la estellesa como segunda al mando, dado que las votaciones serán independientes unas de otras.
Además de estos tres cargos, sobre los que recaerá el peso de reconducir al partido de una crisis más sangrante incluso que la escisión del Partido Popular, debían postularse también los aspirantes a completar la Ejecutiva. Ahí es donde el Partido deberá hilar más fino, puesto que si ambas almas han de convivir es el lugar donde el ganador puede ceder cuota de poder en aras de restañar heridas.
Sin embargo, los datos que difundió ayer UPN hacen intuir que también habrá pelea en la Ejecutiva, dado que se han presentado 41 personas, más del doble de los puestos que van a salir elegidos. La Ejecutiva está compuesta por 17 miembros, más otros miembros natos (además de los tres principales, tienen hueco reservado el expresidente del partido, el presidente del Gobierno y el secretario general y el presidente de las juventudes).
Los candidatos de Barcina a la Ejecutiva son los consejeros Juan Luis Sánchez de Muniáin, José Iribas y Sergio Sayas. Iribas y Muniáin son hombres de confianza de la presidenta y se los trajo de su equipo de Iruñea directamente al Gobierno. En cuanto a Sayas, es uno de los contadísimos parlamentarios de UPN que han salido en defensa de Barcina desde que empezó todo esto. De hecho, la falta de respaldo de los parlamentarios de UPN en favor de la presidenta (solo seis de los 19) resulta más que llamativa.
Barcina ha escogido a un alcalde ribero militante de toda la vida, porque ese es el perfil más cercano a Catalán. Por su parte, el vicepresidente ha buscado a una política de Iruñea, el feudo supuestamente más afín a la presidenta navarra.