Iker Bizkarguenaga | Periodista
Dudas y certezas
Supongo que los días posteriores a la espantada de Mikel Agirre habrán sido angustiosos en EITB. Me imagino a los integrantes de la plantilla intentando pasar desapercibidos, paseando por los lavabos, haciendo recados, da igual cuáles, o metidos debajo de las mesas mascullando «que no me toque, que no me toque». Todos a la espera de que en el periódico de referencia del PNV, o en su defecto en «Deia», apareciera confirmado el nombre del nuevo elegido o elegida para ser califa en lugar del califa.
Y es que por lo que cuentan sobre cómo están las cosas en el ente, ser nombrado para dirigirlo, hoy por hoy, entra de lleno en la categoría de marrón. Y además, viendo cómo ha gestionado el asunto el gobierno de Iñigo Urkullu, le podría tocar a cualquiera. Dicen que hay becarios que han estado días sin dormir. Si lo primordial era tener un sustituto para el martes...
Dejando aparte el recochineo, me parece preocupante la idea que se ha trasladado de que más allá de poner nombre a quien va a tener que pasar la tijera, en Lakua no tienen claro qué van a hacer con la radiotelevisión pública, una herramienta que podría ser clave para este país, sobre todo en el ámbito cultural y en el desarrollo del euskara, y que ha sido un instrumento de partido para bochorno de sus profesionales.
Ocurre, además, que lo de EITB no es una excepción. El PNV parece huérfano de ideas en muchos ámbitos. Y si las tiene las oculta con esmero.
Sobre el desarrollo del autogobierno, por utilizar un término en el que se encuentran cómodos, algo parece que quieren hacer, pero no se sabe bien qué, ni cuándo, ni con quién. Y del proceso, puede decirse que se fueron de Aiete a por tabaco y... hasta hoy. Argumenta el lehendakari, antes presidente del EBB, que su trabajo es discreto pero que haberlo, haylo. No vamos a poner en duda las virtudes de la discreción, pero son tan discretos, tan discretos, que algún malpensado podria sospechar que debajo de la sábana no hay nada. Ni siquiera un fantasma.
Menos mal que no todo son dudas. También hay certezas en el universo jelkide. En materia económica cabalgan junto al PP a una velocidad que ni el llanero solitario. Y la Ertzaintza ya ha dejado claro que va a seguir con su clásica manía de golpear a diestro y siniestro -bueno, más a siniestro-, a entrar en gaztetxes, etc. Menos mal que nos quedan los clásicos, porque tanta incertidumbre no es buena.