CRíTICA | musika-música
Ravel y Fauré
Mikel CHAMIZO
Dos conciertos sinfónico-corales consecutivos sirvieron de arranque al Musika-Música en el auditorio del Palacio Euskalduna, bautizado para la ocasión como Auditorio Brigitte Engerer. La orquesta de casa, la Bilbao Orkestra, ofreció junto a la Sociedad Coral de Bilbao una obra tan ambiciosa como compleja, el ballet “Daphnis et Chloé” de Ravel, en su versión completa. Su trabajo fue más que digno: Neuhold guió con solvencia a una orquesta que conoce bien la partitura de su etapa con Mena y logró extraer mucha de la magia orquestal que Ravel reservó para una de sus creaciones más voluptuosas. Más discreta estuvo la Coral de Bilbao, poco sutil en el espectro de dinámicas más suaves, lo que dio como resultado algunos momentos toscos. Al ballet le siguió “La Valse”, quizá la creación más crítica de Ravel en un plano social, a la que le faltó algo más de mordacidad e histerismo en manos de Neuhold y la BOS.
El segundo concierto nos llevó al extremo totalmente contrario, a la intimidad e introspección del “Réquiem” de Fauré. Dirigido por Michel Corboz, una leyenda viva de la música coral francesa, su “Réquiem” fue como se esperaba: delicado y preciosista, dramáticamente algo plano pero conmovedor en su sencilla belleza. Corboz se valió del magnífico coro que es el Ensemble Vocal de Lausanne, con una cuerda de sopranos maravillosa, y una selección de músicos de la Sinfonía Varsovia que tocaron con gran precisión una parte instrumental que Corboz quiso que fuera muy dosificada en su expresividad. Un “Réquiem” magnífico, que adelantó el gran nivel que están mostrando los intérpretes franceses en el festival.
Intérpretes: Coral de Bilbao y Bilbao Orkestra Sinfonikoa dirigidos por Gunter Neuhold. Ensemble Voca de Lausanne y Sinfonia Varsovia dirigidos por Michel Corboz.