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ANÁLISIS | KUTXABANK Y LAS EPSV

ELA y LAB tienen razón, pero, ...(II)

Los autores explican que como los partidos políticos no van a ser capaces de reconducir Kutxabank es necesario actuar, porque, «como indica Confebask, nuestras empresas se están muriendo», por lo que aseguran que «no hay más remedio» que crear ese fondo.

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Ekai Center

Un comentarista de uno de nuestros blogs nos reprocha el contenido del documento elaborado hace unos días, incluyendo los términos siguientes:

«Nos parece muy mal que una entidad como Ekai Center `traspase' por decirlo de alguna manera el problema de la falta de financiación de las Pymes en Euskal Herria a... los sindicatos, al decir que como los partidos que gobiernan Kutxabank (PP y PNV) no van a resolverlo alguien (en este caso las EPSV de los trabajadores) tiene que salir al paso».

Entendemos la sensibilidad y los argumentos de la persona que se dirigió a nosotros en estos términos. Estamos de acuerdo en que corregir el actual problema de financiación de la empresa no es una responsabilidad ni de los sindicatos ni de los trabajadores que han invertido en las EPSV. Tampoco del Gobierno Vasco, que al final somos todos. Nuestro «pero» tiene relación con un problema de tiempo.

La experiencia de estos dos años nos revela que los partidos políticos no van a ser capaces de reconducir Kutxabank en unos meses. Esto implicaría, probablemente, una sustitución inmediata de ciertas personas. Mientras tanto, es cierto que, como indica Confebask, nuestras empresas se están muriendo, entre otras razones, como consecuencia de la desorientación estratégica de Kutxabank.

Salvo que se produzca un inmediato redireccionamiento estratégico de KutxaBank, lo cual parece improbable, no hay más remedio que crear ese Fondo. Porque no podemos seguir ni un mes más dejando caer empresas por falta de la adecuada financiación. El fondo hay que crearlo, de una forma u otra. Por muy injusto que sea hacerlo, tanto a través de los presupuestos públicos como del patrimonio de las EPSV.

Pero quien nos ha criticado tiene razón en que aceptar sin más esa injusticia no es tolerable. El dilema que se nos plantea es que, por un lado, que Kutxabank traslade esta responsabilidad a los ahorros a largo plazo de nuestros ciudadanos no es éticamente admisible pero, por otro lado, rechazar sin más esta injusticia puede implicar fácilmente la continuidad del proceso acelerado de cierre de empresas y pérdida de puestos de trabajo, hasta niveles irrecuperables y que en pocos meses pueden ser decisivos.

A quien se acerque recientemente al problema le resultará chocante que, planteado el dilema en estos términos, Kutxabank no sea obligada de forma inmediata a reconducir la situación a través del control de los partidos dominantes en su Consejo de Administración.

Sería el escenario razonable ante un rechazo frontal de los sindicatos a la propuesta de implicar en esta operación los recursos de las EPSV. Sin embargo, la experiencia de la evolución de Kutxabank durante los dos últimos años, tanto en el ámbito institucional como estratégico, no permite albergar ningún optimismo al respecto, después de la cadena de decisiones estratégicas alarmantes e incomprensibles desde la perspectiva de los intereses generales y del futuro de la economía vasca.

La alternativa a este dilema puede ser una negociación entre sindicatos, Gobierno Vasco y otros responsables políticos en la que se establezcan contrapartidas estratégicas que permitan justificar la puesta en marcha de una operación con las EPSV como la que se plantea.

Estas contrapartidas podrían quizás basarse en un pacto político entre Gobierno Vasco, EPSV y entidades financieras a través del cual se asegure que las EPSV comparten quizás el esfuerzo inicial, pero sin que esta vía se considere como una salida definitiva al problema.

En concreto, se nos ocurren dos condiciones que podemos proponer a los sindicatos:

a) La primera, un compromiso firme de los partidos políticos que controlan Kutxabank que asegure la reorientación estratégica de esta entidad durante los próximos meses.

b) La segunda, un compromiso de que las aportaciones que las EPSV se vean obligadas a realizar al Fondo de nueva creación serán sustituidas de forma progresiva, y en un plazo máximo de 3 años, por aportaciones de las entidades de crédito vascas y, en particular, de Kutxabank.

Desconocemos el detalle de hasta qué punto los sindicatos tienen capacidad de decisión por sí mismos en las EPSV de empleo, pero todo parece indicar que, efectivamente, disponen de esta capacidad de decisión en una buena parte de las EPSV de empleo. Si esto es así y los sindicatos consiguen, gracias a una negociación suficientemente hábil, aceptar esta temporal injusticia a cambio del reposicionamiento del sistema financiero vasco, quizás nos encontramos ante una oportunidad de oro para salvar las bases estructurales de nuestra economía, puestas en cuestión por la deriva estratégica de Kutxabank de los últimos dos años.

Otras características tiene el caso de Lagun Aro, con más de un 40% del volumen de las EPSV de empleo. La razón es que tanto Lagun Aro como Caja Laboral pertenecen al mismo grupo cooperativo. Ello puede facilitar, sin duda, una negociación alternativa que intercambie esfuerzos de financiación entre Lagun Aro y Caja Laboral.

Nada se ha dicho de las EPSV «financieras», cuyo principal gestor es el propio Kutxabank, a través de Baskepensiones. Pero no dejaría de ser sorprendente que KutxaBank obligue a esta EPSV a invertir en empresas en las que la propia KutxaBank no ha querido hacerlo.

A raíz de las reuniones del Gobierno Vasco con los Presidentes de Kutxabank y Caja Laboral, los medios de comuni- cación han transmitido la «buena disposición» de estas entidades para colaborar en la puesta en marcha del indicado Fondo. Pero no se ha aclarado cuál sería el papel que estarían dispuestos a asumir en el mismo, si aportarían parte de los recursos financieros o bien actuarían exclusivamente como analistas de riesgo y gestores de las inversiones.

En el mismo sentido, tampoco se ha aclarado aún el papel del Gobierno Vasco, que bien podría consistir en un aval parcial de las operaciones materializadas con cargo al Fondo.

De cualquier forma, es muy posible que, por las razones indicadas, estemos ante una oportunidad histórica de reconducir los errores de fondo que hemos cometido durante estos años en nuestro sistema financiero. Tanto en relación con el régimen institucional y los objetivos estratégicos de Kutxabank como en cuanto al injustificado abandono de nuestras empresas a efectos de la razonable financiación de su actividad.

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