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Sebas Barinaga, Emilio Zubia, Ino Galparsoro, Esther Larrañaga miembros de la Comisión de Obra social de Kutxa

Onkologikoa, patrimonio de Gipuzkoa

Se ha extendido entre la ciudadanía guipuzcoana una seria preocupación sobre el futuro de uno de sus centros hospitalarios emblemáticos, el Oncológico, nacido de la Obra Social de Kutxa y hoy en serio peligro de ser privatizado. Los firmantes de este artículo, miembros de la Comisión de Obra Social de la entidad de ahorro guipuzcoana, creen que se está infrautilizando el potencial médico y de equipos del centro y creen imprescindible que este pase a formar parte de la red pública de Osakidetza.

Han sido varias las opiniones y noticias que han ocupado el espacio informativo en las últimas semanas a cuenta de Onkologikoa. Algunas relacionadas con la preocupación de nuestra sociedad sobre el futuro del centro, otras de los y las profesionales que día a día lo sostienen y, finalmente, diversas relacionadas con una determinada estrategia de comunicación del tipo «aquí no pasa nada».

Es precisamente esta última la que alimenta las dos anteriores y ahonda en la sensación de una gestión indecisa e impropia de uno de los patrimonios a los que Gipuzkoa ha contribuido con mayor peso económico. Hoy, Onkologikoa ha sido dejado en manos de una dirección general ajena y extraña a su historia, con una gerencia interina ante la marcha de su director anterior, Jon Etxeberria.

La nota de prensa difundida por Xabier Iturbe, presidente de Onkologikoa Fundazioa, lejos de disipar las dudas de la sociedad guipuzcoana, las ha intensificado, sobre todo porque no resuelve dos de las incógnitas planteadas: por un lado, las aportaciones de Kutxa a Onkologikoa a través de la Obra Social, que van a disminuir significativa y progresivamente, abocándonos a un 2015 sin partida presupuestaria; y por otro, por el cambio de diseño del Centro, que a día de hoy no posee ningún plan de viabilidad.

El señor Iturbe ha manifestado que la Obra Social cubrirá el «déficit» de Onkologikoa. No nos gusta esta definición. Es una percepción en términos de negocio, como si se tratara de una cuestión financiera más. La salud y por extensión la oncología, no puede ser concebida en estos parámetros. No puede partir de un balance de «pérdidas» y «beneficios», pues asumir esa terminología que desbanca a las personas y sus necesidades del centro de nuestra actividad no es sino el primer paso hacia la privatización de la sanidad, tal y como hemos visto en otras tierras.

Es falso que en la última Comisión de la Obra Social de Kutxa se expusiera con «detalle y claridad la situación actual de Onkologikoa y las perspectivas de futuro». Fueron numerosas, precisamente, las demandas que quedaron sin respuesta, entre ellas el interés de diversas empresas farmacéuticas en su gestión. Hoy no sabemos, por ejemplo, qué farmacéutica forma parte del Patronato de Onkologikoa Fundazioa, ni cuáles son las condiciones en que se ha contratado la actual dirección del centro.

No tenemos interés alarmista alguno y nos gustaría, además, aparcar las impresiones tan poco halagüeñas que han surgido de los últimos nombramientos del llamado nuevo Comité Científico. Es complicado, sin embargo. La nueva Delegada General, Almudena Moreno, proviene precisamente de la gerencia de una empresa radicada en Madrid que cerró sus puertas hace unos meses, Caiber. La empresa que, teóricamente, va a relanzar Onkologikoa, Europe Oncology, fue creada solo unos días antes del nombramiento de la señora Moreno y su administrador, Manuel Hidalgo, fue luego nombrado asesor científico de Onkologikoa.

Nos preocupa que ninguno de los médicos del Comité Científico, excepto los internos de Onkologikoa, residan en Gipuzkoa. Nos preocupa que un Centro de este estilo, como el que conocemos, se abra al «turismo sanitario», frivolizando su uso. Nos preocupa que el señor Iturbe anuncie un plan de «mejora y optimización», porque ello significa la reducción de empleados y empleadas del Centro, buscando el rápido ajuste del balance económico a cuenta de la calidad del servicio sanitario. Nos preocupa, cómo no, la relación y el compromiso con Osakidetza.

No es de recibo que el director de Kutxa Fundazioa y presidente de Kutxa hable de la «privacidad» de Onkologikoa como seña de identidad y, más aún, cuando lo liga a su origen. Fueron entidades públicas las que dieron origen a Kutxa, a su Obra Social y a Onkologikoa; fueron los ahorros y el trabajo de la ciudadanía guipuzcoana los que hicieron posible la Obra Social. Y, en consecuencia, su destino, modificada su relación contractual desde antes de la integración de Kutxa en Kutxabank, debe ser público.

Privatizar la sanidad es retroceder en el progreso, abocar a que solo unos pocos se puedan beneficiar de lo que ha sido creado con el esfuerzo de muchos. Es por ello que proponemos seguir apostando por uno de los centros más emblemáticos en la lucha contra el cáncer, como ha sido y es el Oncológico, desde una lógica meramente sociosanitaria y alejándonos por lo tanto de la lógica mercantil ligada a la sanidad, y que requiere del apoyo público necesario tanto por parte de Osakidetza como de la propia Kutxa.

En estos tiempos de recursos escasos no podemos aceptar que haya listas de espera para determinados tratamientos oncológicos en el Hospital, a la vez que en el Onkologikoa hay una escandalosa infrautilización de personal médico y de equipos. El aprovechamiento racional de los recursos pasa por una única dirección de toda la especialidad oncológica. Y esa dirección debe hacerse desde el Hospital público. Por supuesto, no se puede abandonar la labor investigadora, tan importante en el campo oncológico, pero deberá realizarse conforme a los medios y a las posibilidades reales de cada momento.

Este año concluye el acuerdo con Osakidetza. Son tiempos de crisis y en estas circunstancias, debemos huir de la demagogia. Debemos huir de noticias como las generadas por el señor Iturbe donde se liga a Onkologikoa con Inbiomed, BioDonostia... proyectos a los que Kutxa ya ha anunciado no sostendrá. No podemos caer en vaguedades, ni generalidades, ni sustentar falsas esperanzas a través de ligerezas y proyectos indefinidos.

No queremos cerrar puertas, ni tampoco entrar en un debate estéril, de trincheras. Es tiempo de cambios y esos cambios obligan a tomar decisiones. Onkologikoa y Kutxa acumulan los déficit producidos por una gestión deficiente. Quienes llevan las riendas de ambas fundaciones han optado por una huida hacia adelante, hurtando el debate necesario a la sociedad guipuzcoana. Falta transparencia en sus planteamientos, como en el del futuro de Onkologikoa. De ahí la inquietud.

Trabajamos, lo dijimos cuando anunciamos nuestra candidatura y, asimismo, en las reuniones de los órganos de Kutxa en los que estamos presentes, por una gestión pública y transparente de nuestras instituciones. Por ello, el futuro de Onkologikoa debe pasar, inevitablemente, por su inmersión en la red pública, en Osakidetza, negociando todo lo que haya que negociar, pero con una única dirección en todo el tratamiento oncológico. El resto son aventuras que las estamos pagando, ya, muy caras. Por lo que apostamos y trabajaremos por una sanidad de calidad, puntera en la atención primaria, abierta a la sociedad en igualdad de condiciones, y vanguardia desde la lógica del sostenimiento de la vida, también para el Onkologikoa, construido entre todas y todos los guipuzcoanos y abierta a toda la ciudadanía en su conjunto.

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