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Médicos de EEUU anuncian la cura funcional de un bebé nacido con VIH

Un equipo médico de EEUU ha asegurado haber conseguido curar a un bebé infectado al nacer con el virus del sida (VIH) por primera vez en la historia, gracias al tratamiento temprano recibido menos de treinta horas después del parto, en un caso que podría abrir un nuevo capítulo en el tratamiento de los niños seropositivos. El virus no ha sido erradicado, pero su presencia es tan baja que el sistema inmunológico del cuerpo puede controlarlo sin necesidad de terapia antirretroviral.

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GARA | WASHINGTON

Un equipo de virólogos estadounidenses anunció el domingo el primer caso de cura funcional de un bebé contaminado desde su nacimiento con el virus del sida (VIH), transmitido por su madre seropositiva que no había sido tratada.

No se trata de un caso de erradicación del virus, sino de haber reducido su presencia a un nivel tan débil que el sistema inmunitario del organismo está en condiciones de controlarlo sin tratamiento antirretroviral, explicaron los especialistas.

El bebé, una niña nacida en el Mississippi rural a finales de 2010 que puede actualmente controlar su infección sin tratamiento, había recibido antirretrovirales menos de 30 horas después de su nacimiento.

Este tratamiento precoz explica su cura funcional, al bloquear la formación de reservas del virus difícilmente tratables, señalaron los investigadores, que presentaron este caso ante la XX Conferencia anual sobre los Retrovirus y las Infecciones Oportunistas (CROI), reunida el pasado fin de semana en Atlanta.

Estas células contaminadas «durmientes» reactivan la infección en la mayor parte de las personas seropostivas unas semanas después de que dejen de recibir antirretrovirales.

Larga remisión

Si la comunidad médica valida el estudio, la niña de Mississippi sería, además, el segundo caso bien documentado de una cura de VIH en el mundo.

El primero, y la única cura total del VIH oficialmente reconocida, es el del estadounidense Timothy Brown, llamado «el paciente de Berlín». Brown fue declarado curado tras un trasplante de médula ósea de un donan- te que presentaba una mutación genética rara, que impedía al virus penetrar en las células. El trasplante estaba destinado a tratar una leucemia.

«La realización de una terapia antirretroviral muy temprana en los recién nacidos podría permitir obtener una muy larga remisión sin antirretrovirales, al impedir la formación de estas reservas virales ocultas», subraya la doctora Deborah Persaud, del centro de niños del hospital universitario Johns Hopkins, de Baltimore (Maryland), autora principal de este estudio clínico. Cree que eso es lo que ocurrió con esta niña.

«Para los pediatras, este puede ser nuestro Timothy Brown», dijo Persaud, que ayer tenía previsto presentar el estudio en una conferencia médica en Atlanta (Georgia).

Algunos doctores consultados por el diario «The New York Times» expresaron sus dudas ante la falta de pruebas de que la bebé estuviera realmente infectado, algo que Persaud descartó al asegurar que hubo cinco pruebas que dieron positivo durante el primer mes de vida del bebé.

La madre de la niña dio a luz prematuramente, sin haber visitado a un doctor durante su embarazo y sin saber que estaba infectada. Cuando los médicos comprobaron que lo estaba, trasladaron a la bebé al Centro Médico de la Universidad de Mississippi, adonde llegó con unas 30 horas de vida.

Los primeros análisis que le hicieron revelaron un nivel de virus de unas 20.000 copias por mililitro, que se considera bajo para un bebé, pero el hecho de que diera positivo sugiere que la infección se produjo en el vientre de la madre y no durante el parto, según la pediatra Hannah Gay, que trató a la niña.

En lugar de seguir la costumbre médica de administrar dos medicamentos como medida profiláctica, Gay empleó de inmediato un régimen de tres medicamentos, lo que provocó que los niveles de virus disminuyeran rápidamente, según aseguró Gay al rotativo.

Cuando la niña tenía un mes, los análisis demostraron una disminución progresiva de la presencia viral en la sangre de la recién nacida y los niveles de virus eran ya indetectables. Y siguieron así hasta que tuvo 18, cuando la madre dejó de llevarla al hospital y los médicos dejaron de tratarla durante diez meses.

Cinco meses después, madre e hija regresaron y Gay ordenó más pruebas. «Para mi sorpresa, todas las pruebas seguían dando negativas», afirmó.

Los exámenes que se le realizaron posteriormente no revelaron presencia alguna de un virus activo de VIH en la sangre de la niña, que ahora tiene dos años y medio y ha estado sin medicamentos durante el último año.

Gay contactó entonces a Persaud y otros investigadores que llevaban a cabo un estudio clínico sobre el tema, que hicieron una batería de pruebas que encontraron diminutas muestras de material genético viral, pero ningún virus latente o capaz de replicarse.

Cambios en la práctica médica

La desaparición de la carga viral del VIH sin tratamiento es sumamente rara, y se ha observado solamente en 0,5% de los adultos infectados cuyo sistema inmunitario impide la reproducción del virus y lo convierte en clínicamente indetectable, señalaron los virólogos.

Según sostuvieron, este caso podría cambiar la práctica médica actual, al revelar el potencial de un tratamiento antirretroviral muy temprano, tras el nacimiento de niños con alto riesgo potencial, aunque se necesitan más pruebas para comprobar si el mismo tratamiento funciona en otros menores.

El primer objetivo es, indicaron, impedir la transmisión del virus de madre a hijo. Los tratamientos antiretrovirales de la madre permiten actualmente alcanzar ese objetivo en el 98% de los casos, apuntaron.

El tratamiento temprano podría beneficiar a alrededor de 330.000 niños que cada año nacen en el mundo con VIH, sobre todo en países pobres, donde solo el 60% de las mujeres embarazadas seropositivas son sometidas a una terapia con antirre- trovirales.

OMS

La OMS acogió con satisfacción la noticia que, a falta de confirmación y más investigaciones, «permite pensar que una cura del sida es posible para los niños», cuando cada año cerca de 330.000 bebés nacen infectados, sobre todo en el África subsahariana.

prudencia

Algunos especialistas señalan que la aparente cura de una niña suscita la esperanza pero dudan de que el resultado, que advierten de que no ha sido aún confirmado, sea «generalizable y reproducible». Recuerdan que para muchos el acceso a la prevención y a la atención sigue siendo solo una ilusión.

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