El expediente abierto por el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, al ya exfiscal jefe de Catalunya, Martín Rodríguez Sol, para destituirlo por afirmar que considera legítima la aspiración de una consulta, fue una de las principales noticias de ayer. Se pueden imaginar los aplausos en la prensa del infraebro. Pero no de toda.

«El País» informaba de que la decisión del fiscal español se produjo «tras unas declaraciones públicas en la que defendía la legitimidad de una consulta en Cataluña dentro de la legalidad, y en las que expresaba que `al pueblo hay que darle la posibilidad de expresar lo que quiere'». Pues ya ven, algo tan normalito es una barbaridad para el fiscal general. Puntualizaba «El País» que la apertura del expediente «llegó después de que el fiscal jefe de Cataluña hubiese rectificado y dejado clara su oposición al proceso secesionista», y después se refería al comienzo del «enfrentamiento público entre ambos fiscales» el pasado noviembre, cuando «Rodríguez Sol ya tuvo otro choque con Torres-Dulce a cuenta de un borrador fantasma de informe policial que apareció contra Artur Mas en plena campaña catalana». Recuerdan que Torres-Dulce evitó la investigación de lo publicado al respecto por otro diario español, ¿verdad?

Pues a ese otro diario, «El Mundo», le parecía estupendo que se inicien los trámites para destituir al fiscal catalán. «Torres-Dulce ataja el desafío soberanista del fiscal catalán», titulaba en portada, y en su editorial, típicamente pedrojotero, no dejaba lugar a la duda: «las palabras de fiscal superior de Cataluña suponen no solo una insubordinación jerárquica, sino además un apoyo al ilegal proceso soberanista iniciado por Artur Mas. Por eso, está más que justificada la iniciativa de Eduardo Torres-Dulce». Si hubiera hablado de ocupar con tanques las calles de Barcelona, habría sido en uso de su libertad de expresión. Claro que, además, resulta que «a pesar de que el fiscal general del Estado le ordenó que se abstuviera de actuar, inició diligencias por calumnias» contra ya se imaginan qué diario por publicar el «informe» sobre Artur Mas. Así que, lo dicho, esa destitución está «más que justificada» .

Tampoco a otros les parecía nada mal «la impecable decisión del fiscal general del Estado», como afirmaba «La Razón» en un punto editorial, de iniciar el proceso de destitución del «fiscal que hablaba demasiado», según aseguraba «Abc» en su editorial. Cosas de la caverna.