Los kenianos esperaban expectantes la publicación de los resultados definitivos de las elecciones presidenciales, que iban llegando con cuentagotas pero iban apuntando la victoria del viceprimer ministro Uhuru Kenyatta.

La candidatura del viceprimer ministro ha provocado polémica porque él y su «número dos», el diputado y exministro William Ruto, están imputados por el Tribunal Penal Internacional por crímenes contra la humanidad supuestamente cometidos durante la violencia postelectoral de finales de 2007 y principios de 2008.

En ese contexto, si Kenyatta se adjudica finalmente la victoria, Kenia se convertiría en el segundo país, después de Sudán, con un presidente en activo que afronta un juicio de la CPI, pues el líder sudanés, Omar al Bashir, tiene cuentas pendientes ante el tribunal.

Sin embargo, ayer ningún comentarista político se atrevía aún a pronosticar quién de los dos favoritos, Uhuru Kenyatta o Raila Odinga, vencería, ni si sería necesaria una segunda vuelta. Pero desde el cierre de las urnas el avance de Kenyatta no hacía sino confirmarse, y hacia las 21.00, hora local, con el 42 % de los votos escrutados, acreditaba ya 2,77 millones de votos y aventajaba ya en 600.000 votos a su rival.

No obstante, buena parte de los votos por contabilizar correspondían a Nairobi y Mombasa, las dos principales ciudades del país, lo que hacía difícil extrapolar los resultados provisionales. La comisión electoral tiene siete días para proclamar los resultados oficiales, pero para prevenir cualquier sospecha de manipulación difundió en tiempo real los resultados provisionales, transmitidos por SMS desde los colegios electorales.

La información fue seguida con mucha expectación y tensión tanto a través de televisión como por radio por los kenianos, en un país afectado por la violencia de los anteriores comicios, en los que murieron más de un millar de personas.

En tercera posición, el otro viceprimer ministro, Musalia Mudavadi quedaba ya muy distanciado, con 150.000 votos. La votación estuvo marcada por una participación superior al 70 %. «Hay mucha tensión. La gente no está contenta por cómo se desarrollan las cosas. Todavía es demasiado pronto» explicaba Nicholas Ochieng, uno de los seguidores de Odinga.

La coalición TNA, que apoya a Kenyatta, pidió a los kenianos que sean «pacientes y tolerantes».

Por otro lado, dos explosiones dejaron al menos un herido en el barrio somalí de la capital, objetivo de los últimos ataques atribuidos por las autoridades a los partidarios de los islamistas somalíes de Al Shebab.