champions league | Vuelta de octavos
El Valencia roza la sorpresa
Los de Valverde se pusieron por delante en el minuto 55, pero el PSG, al que le pudo costar muy cara la siesta en la que estuvo inmerso, reaccionó rápido aprovechando un error en medio campo de los che.
Paris St. Germain 1
Valencia 1
Natxo MATXIN
Once minutos le duró la esperanza al Valencia, inminente rival del Athletic este domingo, que no la fe, que la mantuvo durante todo el partido por dar la campanada en París. Ese fue el tiempo entre el gol que anotó Jonas de un gran disparo desde fuera del área y el que marcó Lavezzi, gracias a una pérdida de balón en el medio campo de Parejo que, a la postre, resultó decisiva en la eliminatoria.
Los de Valverde fueron claramente mejores ante un apático PSG que saltó a su estadio pensando que ya estaba clasificado gracias al 1-2 de la ida, una actitud que estuvo en un tris de costarles muy caro. El dominio fue valencianista, las figuras del talonario catarí estuvieron desaparecidas en combate y el mejor de los locales fue su pivote defensivo, Matuidi, lo que es todo un signo de por dónde fueron los tiros del encuentro.
Lo cierto es que la posesión del balón che, al menos en la primera parte, tampoco se tradujo en un carrusel de claras oportunidades -el mayor peligro de los visitantes llegó en los disparos lejanos ante un Sirigu que no ofrecía ninguna garantía-, pero sí es verdad que si alguno ponía algo de su parte para mover el electrónico fue el Valencia.
Banega acelera
Muy ofensivo frente a la racanería de los anfitriones, el conjunto levantino aceleró el ritmo tras el paso por vestuarios y Valverde poner en liza a Banega, relegando a Parejo a ser el centrocampista más cercano a los defensas. La decisión tuvo sus consecuencias, de un signo y de otro. En el positivo para los intereses de los ches, que el argentino hilvanó bien con el ataque y le dio un aire más amenazador y, en el negativo, que colocar a un hombre de las características de Parejo en labores defensivas tuvo un castigo mortal.
Al menos, el gol de Jonas revolvió los asientos del campo parisino, obligó al PSG a desperezarse de la siesta en la que estaba metido y a sacar tajada del error del contrario. Tuvo, además, la fortuna de empatar en un margen temporal relativamente corto, pues hubiese sido interesante ver un final de partido con el 0-1 en el marcador.
Eliminados por el malísimo encuentro que firmaron en Mestalla, a los pupilos de Valverde les quedó el consuelo de haber caído con honor ante un contrario al que aún le falta mucho rodaje europeo.
La Juventus volvió a demostrar su superioridad frente a un Celtic voluntarioso al que volvió a derrotar en su estadio (2-0) gracias a los goles de Fabio Quagliarella y Alessandro Matri. Los de Antonio Conte serán un enemigo muy duro para cuartos, ya que quieren volver por sus fueros a reinar en el viejo continente.
El 0-3 de la ida en Glasgow permitió a los anfitriones desplegar un fútbol sereno y dosificado, optando por el contragolpe ante una escuadra escocesa que quería, pero no podía, llegar con claridad a los dominios de Buffon, quien acumula 490 minutos imbatido en Liga de Campeones.
De una salida rápida buscando la espalda del contrario llegó el 1-0 de Matri, futbolista que también se encargó de abrir la cuenta en Celtic Park y que se aprovechó de un balón muerto que se quedó en el área pequeña tras despeje de Forster a un tiro de Quagliarella, ayer titular en detrimento de su compatriota Giovinco.
A diferencia de sus incondicionales, que animaron sin parar durante los 90 minutos, el combustible del Celtic pareció acabarse en la segunda mitad, hasta el punto que apenas salió de su propio campo, lo que facilitó sobremanera las evoluciones de una Juventus capitaneada por Pirlo.
De él llegó el pase que el chileno Arturo Vidal terminó cediendo a Quagliarella para que anotase la segunda diana de los anfitriones. A partir de ahí, el técnico local, también pendiente de la liga italiana, que comandan con seis puntos de ventaja, dosificó a los suyos. N.M.
Sin ser decisivo, el serbio Mazic no se complicó la vida y pitó con un tufillo bastante casero, favoreciendo en muchos lances a los intereses de los anfitriones.
