Decenas de columnas integradas por católicos navarros marchan alegres, un año más, hacia Javier conmemorando la victoria en Santa Cruzada contra la hidra marxista y el peligro bolchevique (así fue instituida en 1940). Todos los años pido al Santo que viento, lluvia y granizo acompañen su peregrinaje aumentando su sufrimiento y, por consiguiente, su católica alegría. Por ello manifiesto públicamente mi contrariedad por la desmerecedora labor, contraria a la santidad, desempeñada por una Cruz Roja empeñada en restar mérito al caminante tratando de paliar las consecuencias del asfalto. Qué mejor que una ampolla un poco infectada como forma de expiación de los pecados y de aproximación a los padecimientos de un viajero como San Francisco. Una uña encarnada acerca al crucificado haciéndonos partícipes de su sufrimiento y martirio. ¿Qué pretende la Cruz Roja con sus tiritas? ¿Que los navarros de bien pierdan la fe? A Cristo lo fijaron a la cruz a golpe de clavo, no con loctite o cinta americana. Y ya se sabe que «si sufrimos, reinaremos con Él». Así que, queridos peregrinos navarros, ni esparadrapo, ni mercromina, ni hostias; dos garbanzos (sin cocer), de los grandes no de los pedrosillanos, en cada bota y a gozar en la carretera como posesos.

Otros navarros y navarras de condición pecaminosa, de crispado rostro y sin alegría alguna, en vez de ir a dar gracias al Santo por el diario sufrimiento que procurará la salvación de sus almas, se manifiestan por las calles de Iruñea dando rienda suelta a su mezquindad y su resentimiento contra los próceres que dirigen sus vidas. Son los del No. Los que siempre se oponen al progreso. Miles de informes científicos avalan la superioridad de la dieta mediterránea sobre otro tipo de dietas con relación a la salud y cuando, en un sitio tan delicado como es un recinto hospitalario, el servicio de cocina se le concede a una empresa expresamente Mediterránea, los presuntos enfermos en vez de agradecidos, se muestran tiquismi- quis. ¿Alguien ha oído al Borbón quejarse de la comida del hospital donde ha estado ingresado? Amén de que el monarca, por no incrementar el colapso en los hospitales de la red pública, tuvo el detalle de ingresar en uno privado donde ¡sabrá Dios! a qué tipo de dieta ajena al Mediterráneo habrán sido sometidas sus reales papilas gustativas.

Para dietas extrañamente indigestas las navarras. Miguel Sanz, Yolanda Barcina, Álvaro Miranda y Enrique Maya, los cuatro miembros de la Comisión Permanente de la Junta de Entidades Fundadoras de Caja Navarra creada por ellos mismos para convocarse a ellos mismos a intermitentes reuniones en escasos intervalos de tiempo pero no de espacio, lo que las hacía diferentes. Y con cada una, una dieta diferente. No habías terminado de digerir una cuanto otra te en sobre-venía. Y todas ellas pesadas dietas tipo currela de la construcción, ya sabéis, como la de los que embaldosan cocinas y baños, alicatar le llaman.

Dicen arrepentirse pero nada de regurgitar la dieta digerida. Quizás la visión de un paredón alicatado ayudase en algo.