ZIENTZIA
«Podríamos aprender cómo se suicidan las células e inducir a que desaparezcan las malas»
Félix Goñi (Donostia, 1951), catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la UPV-EHU y director de la Unidad de Biofísica, centro mixto CSIC-UPV/EHU, acaba de recibir el premio Avanti a la mejor investigación europea en lípidos. Una investigación íntimamente ligada a la lucha contra el cáncer.
Nerea GOTI | BILBO
El premio Avanti es «el más importante del mundo para la investigación en lípidos», destaca la UPV-EHU en un enunciado técnico poco clarificador para los profanos en la materia que su merecedor, el investigador Félix Goñi, traduce a la perfección a una terminología más comprensible para la mayoría cuando explica que estudian las membranas que recubren las células, porque esa es su vía de comunicación con ellas y a través de esas membranas se podría inducir al «suicidio» de las células malas para vencer al cáncer.
En la Unidad de Biofísica que dirige Goñi trabajan alrededor de 110 personas y en su gran mayoría lo hacen en temas relacionados con las membranas celulares. «Es nuestra marca de fábrica», comenta al respecto este investigador, que precisa que el premio es un reconocimiento a su trayectoria en la investigación desde 1976, que hace extensible a su equipo: «Desde el año 76 han pasado docenas de personas, el premio es al trabajo de todos, siento que sus caras su voces y sus nombres no puedan aparecer, pero también es un reconocimiento a ellos».
«Para la gente del mundo, somos esos de Bilbao que trabajan en membranas», señala sobre el foco de atención que ha puesto sobre ellos este galardón que este año conceden la sociedad americana de biofísica Biophysical Society y la Asociación Europea de Sociedades de Biofísica (EBSA).
El premio Avanti distingue su estudio como la mejor investigación europea en lípidos ¿Qué es lo que reconoce ese galardón concretamente?
No es un premio a un trabajo concreto. Lo que valora es la trayectoria profesional a través de los años, el conjunto de la carrera.
¿En qué se ha centrado esa investigación que arrancó años atrás?
Los lípidos son unas moléculas que tienen misiones muy complejas. Las grasas, por ejemplo, son lípidos, el aceite... y también son lípidos, aunque tengan una misión muy distinta, las moléculas que forman las membranas celulares. Todos estamos formados por células y cada célula está delimitada por una membrana muy, muy fina y esa membrana está constituida básicamente por lípidos. Nuestro trabajo, el de toda mi vida desde luego, ha sido estudiar esas membranas celulares.
¿Por qué estoy interesado en esas membranas celulares? Porque es el sitio en el que las células se comunican con el exterior. En realidad es un tema de comunicación: las células se comunican con otras células y con el exterior en general a través de la membrana y, entonces, una célula sabe que tiene que dejar de dividirse porque recibe instrucciones a través de la membrana. No todas las cosas que pasan en las membranas son buenas, porque los virus saben que para entrar tienen que interaccionar con la membrana, hacer un agujerito y entrar de alguna manera en la célula a través de la membrana.
¿Qué tiene que ver eso que se llama «muerte celular programada» en todo esto? ¿A qué hace referencia?
Es una de las cosas que suceden y es un poco espectacular. Sucede que el organismo tiene una serie de mecanismos para que las células que no tienen que estar ahí se suiciden. Por ejemplo, no tenemos membranas entre los dedos como los patos. Las tenemos cuando estamos en la tripa de mamá pero, en un momento del desarrollo embrionario, las células esas de las membranas se suicidan y nos quedan los dedos sueltos. También las células tumorales, en principio, están programadas para que se suiciden, lo que pasa es que a veces eso falla y cuando eso falla es cuando se produce un cáncer. Teóricamente, podríamos aprender cómo se suicidan las células para hacer que se suicidaran las que nosotros quisiéramos, interactuando con las membranas celulares. La idea es animar a las malas a que se suiciden a través de esas membranas celulares.
¿En todo tipo de cáncer?
En principio, sí. Esta es una cosa muy lejana, pero en principio en todo tipo de cáncer funcionaría el mecanismo de eso que llamamos adoptosis, que es la muerte celular programada o el suicidio celular.
¿En qué estadio se encuentra en este momento esa investigación ?
Como pasa con tantas cosas en la biología moderna, hemos aprendido muchísimo, solo que aún nos queda muchísimo por aprender, pero no hay más vía de acceso al conocimiento que esta, la investigación.
¿Cómo estamos en el estudio de la lucha contra el cáncer?
Por algo nos han dado un premio como este. Diría que estamos mucho mejor de lo que estábamos cuando yo empecé a trabajar aquí en el año 1976, aunque no tan bien como deberíamos estar.
Al margen del reconocimiento internacional, ¿qué supone este premio? ¿Esto se va a traducir en más medios?
Dios le oiga. El premio está bien por la visibilidad que le dan al trabajo no de una persona sino de un grupo, a un laboratorio, y todo ayuda. Desde luego, es un incentivo para la gente que ha trabajado y trabaja conmigo, y espero que ellos lo perciban así.
De haber una fuerte dotación presupuestaria para la investigación en su campo, ¿en qué pondría a trabajar al equipo de investigadores que dirige?
Lo sé, pero tardaría unas cuantas horas en explicarlo. Estas cosas son complicadas.
¿Cómo estamos de medios en la investigación contra el cáncer?
Estamos bien. Podríamos estar mejor, pero muy cerquita de nosotros están muchísimo peor. Al menos hasta ahora, en Euskadi no hemos sufrido los recortes suicidas, porque eso sí que es suicidio, que ha impuesto el Gobierno español al presupuesto científico. El sistema científico español está prácticamente muerto, pero no suicidado, asesinado. Nosotros de momento nos vamos salvando.
¿Qué mensaje lanzará al recoger el premio en Lisboa?
El premio se entregará durante el congreso de la Sociedad Europea de Biofísica, que será en Lisboa en julio. El mensaje que trasladaré es de esos «incomprensibles», porque estará dirigido a profesionales. Me gustaría insistir en que desde el año 76 han pasado docenas de personas y el premio es al trabajo de todos ellos, y siento que sus caras, su voces y sus nombres no puedan aparecer.
¿Qué trasmitiría como investigador a una persona que lucha contra el cáncer?
Le trasmito lo que sabemos: que ahora se curan muchos más cánceres que antes. La persona a la que le ha tocado la lotería y enfrenta un cáncer terminal tiene todos mis respetos, y en ese caso la ciencia le ha fallado, pero globalmente se están curando muchos más cánceres que cuando estudié la carrera; entonces eran una sentencia de muerte y ahora no es así, ni mucho menos. No avanzamos todo lo que quisiéramos, pero el avance solo llega por la investigación científica. Esa es la única manera de progresar en esto.
«En Euskadi no hemos sufrido los recortes suicidas que ha impuesto el Gobierno español. El sistema científico español está prácticamente muerto, asesinado»