El nuevo Gobierno islamista tunecino de Ali Larayedh fue investido ayer, el mismo día en que murió el joven desempleado que el martes se quemó a lo bonzo en el centro de la capital para protestar por la falta de trabajo y sus condiciones de vida desesperadas, un reflejo de las tensiones sociales a las que se enfrenta el Ejecutivo que encabeza Ennahda.

El Gobierno, anunciado el pasado viernes, recibió a mediodía el voto de confianza de la Asamblea Nacional Constituyente, al obtener el apoyo de 139 de sus 217 miembros, treinta votos más de la mayoría absoluta necesaria. Posteriormente, el nuevo Gabinete prestó juramento ante el presidente.

El traspaso de poderes se efectuará mañana por la tarde, casi un mes después de la dimisión, el 19 de febrero, del primer ministro, Hamadi Jebali, provocada por una crisis política agravada por la muerte en atentado del opositor Chukri Belaid.

Su Larayedh solo dirigirá el país hasta las elecciones previstas para final de año.

Dirigiéndose a los ministros de la coalición formada por Ennahda, dos partidos laicos y los independientes, el presidente tunecino, Moncef Marzuki hizo hincapié en la desesperación de los jóvenes por la pobreza y el desempleo, que el martes llevó a quemarse a lo bonzo a Adel Kedhri.

«Me dirijo a todas esas personas jóvenes desesperadas, al límite de su paciencia, que no ven un rayo de esperanza en el horizonte», señaló . El Gobierno, agregó Marzuki, «no tiene una varita mágica para resolver los problemas de la pobreza y el desempleo que se han acumulado durante más de tres décadas (...), pero tiene una voluntad inquebrantable de afrontar este tsunami de problemas».

«No olvidamos la muerte de uno de nuestros jóvenes hoy, de la misma manera y posiblemente por las mismas razones que la del mártir de nuestra revolución», sostuvo Marzuki, en referencia a Mohamed Buazizi, el vendedor ambulante que se inmoló por el 2010, poniendo en marcha el levantamiento que derribó el régimen de Zine El Abidine Ben Ali..

Ali Larayedh hizo referencia a la muerte de Kedhri por la mañana, apenas unas horas después de su muerte: «Este es un incidente triste, espero que todos recibamos el mensaje», dijo el ministro saliente del Interior.

El funeral por Adel Kedhri se celebrará hoy al mediodía en Souk Jemaa, informó a AFP Issam, hermano del fallecido.

Una treintena de vendedores ambulantes no autorizados se manifestó ayer junto marchas del teatro municipal de Túnez, dónde tuvo lugar la inmolación, con gritos de «Vergüenza de Gobierno, la juventud se quema».

La pobreza y el desempleo estaban en el origen de la revuelta popular que estalló en 2011, y dos años después la economía sigue siendo débil y el país está paralizado por una crisis política e institucional sin fin.

Larayedh aseguró el martes que planeaba terminar antes del fin de año el conflicto causado por la ausencia de consenso sobre la futura Constitución que bloquea la organización de elecciones y priva Túnez de instituciones estables.