El Ibex cayó ayer por tercera vez de forma consecutiva y cerró por debajo de los 8.500 puntos, aunque por estrecho margen. El azote de los inversores era, básicamente, la deuda italiana, que a duras penas encontró demanda para sus títulos de tres a quince años. Asimismo, tuvo que elevar los intereses para el plazo de tres años a niveles de diciembre. La rebaja de su calificación crediticia por parte de Fitch el viernes y la actual confusión sobre el futuro político pasaron factura, asimismo, a su prima de riesgo, que se ha acercado a diez puntos del diferencial del bono español. En algunos momentos de la jornada solo les separaron cinco puntos. Además del miedo a la crisis italiana y su contagio al Estado español -la prima de riesgo y el bono frenaban ayer su mejoría de los últimos días- los inversores conocieron un buen dato de ventas minoristas en Estados Unidos y una severa resistencia en Wall Street a abandonar la racha de máximos históricos iniciada la semana pasada. El Ibex fijó su último cambio en los 8.498,30 puntos, tras dejarse un 0,40%. En Europa, Londres (-0,45%) y París (-0,10%) también cerraban en rojo, pero no Fráncfort (+0,06%). Dentro del Ibex, sobresalió Inditex al caer un 2,58% a pesar de haber ganado el año pasado 2.361 millones de euros, un 22% más. La firma textil ha elevado el dividendo a 2,20 euros por acción. Al otro lado de la balanza, Endesa y Popular, que bajaron más de un 3%, fueron los peores de la sesión. Entre los alcistas, destacó Mapfre (3,29%). En París, Legrand (-3,26%) registró la pérdida más abultada y los títulos de Essilor (+2,93%) acabaron al frente de los ganadores.