La encrucijada que vive Groenlandia fuerza un nuevo vuelco electoral
La socialdemocracia groenlandesa vuelve al poder tras cuatro años de Gobierno del independentismo de izquierdas. Este había intentado superar la dependencia económica respecto a Copenhague negociando con China la difícil explotación de sus recursos naturales.
GARA | NUUK
La oposición socialdemócrata del partido Siumut, nominalmente favorable a la independencia de Groenlandia pero más atenta al poder central danés, venció las elecciones legislativas del martes con un 42,8% de los votos desbancando al abiertamente independentista y de izquierda partido Inuit Ataqatigiit (34,4%), del primer ministro saliente Kuupik Kleist.
El motivo del vuelco electoral hay que situarlo en el momento de verdadera encrucijada que vive la mayor isla del mundo, con ingentes recursos naturales pero dependiente económicamente de Copenhague, lo que le impide de facto llevar adelante su secesión a través del ejercicio del derecho de autodeterminación, reconocido por la legislación danesa.
Desde 2009, Groenlandia tiene una amplia autonomía excepto en materia de moneda, política internacional y defensa. A cambio, Copenhague subvenciona su economía con 3.000 millones de coronas (400 millones de euros) anuales, una cantidad a todas luces insuficiente ante los problemas generados por la crisis económica y el envejecimiento de su población, 56.000 habitantes.
Ante ello, el Gobierno de Kleist abogó por favorecer la llegada de inversiones a compañías extranjeras que exploten el subsuelo mineral de la isla. Concretamente, abrió negociaciones con una compañía china y prometía no aplicarle la legislación social local (léase danesa) si invertía más de 5.000 millones de coronas (670 millones de euros). Esta legislación, bautizada con el nombre de ley a gran escala, es contraria a las leyes de extranjería de Dinamarca y posibilitaba la implantación de sueldos por debajo del salario mínimo internacional para la mano de obra extranjera.
Por contra, los socialdemócratas de Aleqa Hammond insistían en mantener las tasas fiscales y el régimen laboral a esas eventuales empresas.
Hammond, que se convertirá en la primera mujer en el cargo si logra el aval de otras dos pequeñas formaciones para formar una coalición, acusó a Kleist de entregar los recursos de la isla (principalmente tierras raras y petróleo) a China en aras a emanciparse del poder central de Copenhague.
Los que no ha aclarado la socialdemócrata es cómo hará para que cuadren las cuentas. Y es que ella misma ha reconocido que la situación económica (los problemas pesqueros, el paro y la falta de vivienda fuera de la capital) han sido decisivas. Groenlandia malvive con la subvención de Dinamarca. Y eso seguirá siendo un problema.
Apenas un 15% de la isla, de 2 millones de kilómetros cuadrados, no está cubierta de hielo, lo que dificulta sobremanera la explotación de su subsuelo y obliga a recurrir a grandes compañías extranjeras.