Fue el sindicato LAB el que dio a conocer ayer la noticia por medio de un escueto comunicado en el que explicaba que se había celebrado una reunión entre el comité de empresa y la dirección de Corrugados Azpeitia, en la que el representante del Grupo Gallardo les informó de que habían tomado la decisión de cerrar la planta de Azpeitia. Según indicó la central, la dirección explicó que la decisión «se debe a la apuesta que hace el grupo por la planta de Getafe».

El grupo ha trasladado a los trabajadores que en los próximos días presentará un ERE «con el fin de cerrar la empresa». Por su parte, el comité comunicará los detalles de la situación en una rueda de prensa que ha convocado para hoy.

Entretanto, el Grupo Gallardo se negó a hacer públicos sus plazos para cerrar la planta de Azpeitia y se limitó a indicar que no desea hacer comentarios por el momento. La decisión de extinguir todos los contratos de la planta azpeitiarra y clausurar la factoría pone fin a un largo conflicto laboral, que estalló cuando el Grupo Gallardo planteó un ERE de extinción de 60 de los 305 puestos de trabajo.

Nulidad de los despidos

En diciembre de 2012 el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) declaró la nulidad de los 60 despidos porque la empresa había incumplido de forma «grave e injustificada» la obligación de negociar «de buena fe» estas medidas.

La dirección argumentaba su intención de despedir a 60 empleados por «causas económicas», debido a la caída de las ventas y las pérdidas acumuladas, sobre la base de los datos del primer cuatrimestre de 2012. Según la empresa, los despidos eran la única forma de garantizar la continuidad.

Pese a la anulación de los despidos, el Grupo Gallardo volvió a plantear a los trabajadores, el pasado mes de enero, la extinción de 60 puestos, esta vez mediante bajas incentivadas, y rebajas salariales del 35% de media para el resto. La dirección planteó a los trabajadores indemnizar las bajas con 30 días por año trabajado y un tope de 16 mensualidades, y renunció a aumentar la jornada laboral.

El comité realizó varias contrapropuestas que Corrugados Azpeitia anunció que estudiaría, aunque no ha sido así. De hecho, cuando a finales de enero se abrió la planta y la dirección anunció el comienzo de la producción, los representantes de los trabajadores expresaron su desconfianza porque la carga de trabajo prevista no se correspondía con las necesidades para garantizar los empleos.