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El regreso del maestro Walter Hill al cine de acción violenta con «Una bala en la cabeza»

M. I. | DONOSTIA

Walter Hill llevaba diez años sin hacer cine, desde que rodara con Wesley Snipes y Ving Rhames «Invicto». En medio hizo la miniserie televisiva «Los protectores», con Robert Duvall y Thomas Haden Church. Ambos títulos evidencian su querencia por los duelos actorales, que le viene de los años 80, cuando se especializó el subgénero buddy movie con parejas compuestas por personajes opuestos, a raíz del gran éxito de «Limite: 48 horas», que conoció una secuela, «49 horas más».

En «Una bala en la cabeza» la pareja de contrarios la integran Sylvester Stallone y Sung Kang, un actor estadounidense de origen coreano. Fue el productor Joel Silver quien impuso la presencia de un actor asiático, para llegar así a ese sector de la población y vender más entradas. Le salió el tiro por la culata, porque la película la han visto pocos orientales y pocos occidentales, hasta el punto de que lo tiene difícil para recuperar los 55 millones de dólares que ha costado. En cambio, fue muy bien recibida por la crítica con motivo de su presentación en el Festival de Roma, donde se ensalzó la maestría de Hill para coreografíar las escenas de acción en su sentido más físico. El sencillo argumento que sirve de base proviene del cómic de Alexis Nolent «Matz» y Colin Wilson «Du plomb dans la tête», cuyo protagonista es un sicario con un gran parecido con Sylvester Stalone, quien saca su vena boxística de «Rocky».

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