Raimundo Fitero
Honra
Dice Sánchez Dragó que «más vale honra sin Telecinco, que Telecinco sin honra». Y se queda tan tranquilo. Son cosas de la mercadotecnia surrealista. Estar invitado en un programa y un minuto antes de hacerte la entrevista abandonarlo, montar un lío, aduciendo que no estaba de acuerdo con la entradilla. Cosas del directo, del desgaste neuronal, de la falta de escrúpulos. ¿Qué pasó? Que el libro que iban a presentar Sánchez Dragó e hija se convierte en algo más interesante por este escándalo. Y de paso, se va a la competencia, que lo acoge con los brazos abiertos y se cierra el círculo vicioso. ¿Es una actitud coherente contra Telecinco? No, en absoluto. Ahora toca demonizar a Telecinco, porque se intuye que el Gobierno actual se encuentra más a gusto con el amparo del grupo Planeta que le honra. Nada más. Oportunismo barato.
Los dos programas de los piscinazos van perdiendo audiencias. No es que se resten uno al otro, es que no tienen mucho recorrido. Son aburridos en el sentido más estricto del término. Se sabe lo que va a suceder, porque no hay muchas cosas que puedan suceder, pese al esfuerzo de presentadores, jurados, guionistas y producción. Programas volátiles, de temporada que probablemente no repitan. Son formatos que requieren de un ambiente más infantiloide, con un espíritu de reírse con las impericias de los otros. Tienen impacto el primer día y se van desinflando de manera constante.
La Sexta ha desprogramado la versión de fin de semana de «El Intermedio». Es un horario muy complicado, las cuatro de la tarde de sábado y un domingo, es un territorio de nadie. Lo más socorrido son películas de tercera categoría que te las puedas dormir sin un ápice de mala conciencia. El humor fue una alternativa. Ahora está todo mucho más revuelto. Y es un horario muy cambiante, estacional. En cuanto hace buen tiempo, la gente sale al monte, a la playa a las terrazas, se retrasa el horario de las comidas. En invierno es más estable, pero siempre está la lista de la compra, todo lo que se aplaza. Bueno, le quedan dos entregas y adiós. El intento fue bueno y no pierde valor Dani Mateo. Al contrario, se consolida como una magnífica alternativa. A mucha honra.