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Una rata provoca el colapso de la central de Fukushima dos años después de la tragedia

Una rata errante de unos quince centímetros que provocó un apagón en la planta de Fukushima ha puesto en evidencia la precariedad de sus equipos dos años después del desastre y ha enojado a los expertos.

GARA | TOKIO

Una rata podría haber causado un cortocircuito y provocado la avería de los distribuidores de electricidad que paralizó desde la noche del lunes hasta la mañana del miércoles parte de los sistemas de refrigeración de la central nuclear de Fukushima, justo dos años después del devastador terremoto y posterior tsunami que afectaron a la citada planta provocando un grave accidente atómico.

Esta avería, sin duda la más grave desde que la central fue declarada en estado estable, suscitó fuertes críticas por parte de los expertos que han cuestionado sobre todo el trabajo de la operadora de la central Tokyo Electric Power (Tepco), que en esta ocasión tardó más de tres horas en hacer pública la avería.

Tepco reveló que sus trabajadores encontraron el cadáver calcinado de un pequeño animal que se asemejaba a una rata junto al centro de control instalado en las afueras del edificio principal. Tepco sospecha que el roedor tomó de alguna forma el entramado de cables del centro de control y provocó un cortocircuito que, a su vez, dio lugar al apagón en la central nuclear. Este apagón dejó fuera de servicio los sistemas de refrigeración de las piscinas de desactivación de los reactores uno, tres y cuatro y de un estanque común, en el que están sumergidos miles de ensamblajes de combustible usado. Dichos equipos eléctricos, cuya seguridad cuestionan los expertos, se encuentran en remolques de camiones estacionados al pie de los edificios. De ellos salen los cables destinados a la alimentación de los sistemas de refrigeración, que se encargan de mantener a una temperatura segura -menos de 65 grados centígrados- las barras de combustible gastadas que se almacenan en las piscinas de cada reactor. La compañía, que precisó que la avería venía de varios cuadros de distribución eléctrica, aseguró que la temperatura más alta detectada tras el apagón fue de 31,8 grados en la piscina común. Tepco aseguró que hubieran hecho falta varios días de apagón para que la temperatura de las piscinas alcanzara un nivel inquietante.

El restablecimiento se hizo de manera progresiva y concluyó a primeras horas del miércoles.

Equipos provisionales

«¿Que un roedor puede entrar en las instalaciones entra dentro de los previsible, no?», se preguntan los expertos.

«Hace ya dos años que el accidente y Tepco sigue trabajando de forma penosa», señala enfadado el profesor de regulación nuclear Muneo Morokuzu, de la Universidad de Tokio.

«Tenemos que dejar de confiar la gestión de la crisis a Tepco», apunta en su cuenta de Twitter el senador Masahisa Sato, que agrega: «Si son vulnerables a un roedor, los equipos lo son también al terrorismo».

«El problema en esta central es que todos los equipos instalados desde hace dos años son provisionales y que esto se está prolongando en el tiempo», denuncia, muy enojado, Aoyama Shigearu, director del centro de investigación y exmiembro de la Comisión de la Energía Atómica.

cuatro décadas

Dos años después del desastre que desató la peor crisis nuclear desde Chernobil en 1986, cerca de 3.500 empleados trabajan en la planta para poder retirar el combustible dañado y desmantelar las unidades afectadas, trabajo que, según los expertos, puede prolongarse cuatro décadas.

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