Juegos con historia
Carlos GIL
Manualidades, tecnología, un juego casi de niños, con historias, donde la dramaturgia se extiende en una sábana blanca sobre la que se van reproduciendo las imágenes pre-grabadas, animadas, y un mundo de recortables, de muñecos, de objetos que se van redimensionando con una cámara de vídeo y una iluminación sencilla, de linterna. Un juego en el sentido más lúdico del término, más humano, pero con una historia narrada, reconstruida, contada con silencios, músicas, volúmenes transformados que se debe completar en la cabeza de cada espectador.
Teatro de objetos, donde los creadores manipulan a la vista sus micro-mundos, donde la música crea un espacio sonoro sobre el que operan las reminiscencias, la historia, esos barrios, esas calles fantasmales, esos mundo perdidos, reencontrados, aquí, con alienígenas, allá, con escafandras subliminadas. Invasión extraterrestre, colonización mercantil, consumista, interrogantes simples, sobre problemas complejos, resueltos escénicamente desde la ingenuidad, desde lo primario, pero que surge de una mirada a lo urbano, a las luces y la oscuridades de nuestras ciudades vividas o imaginarias, en donde no hay vida humana, sino formas, cómics, y esas sombras que atraviesan el espacio, con la cámara, con la iluminación, moviendo la figuras pueden ser demiurgos, narradores visuales, espectros. Un trabajo curioso. Una de esas cosas incalificables, que abren espacios de reflexión y que demuestran la fuerza y capacidad de las artes escénicas para integrar todos los leguajes.