Análisis | mensaje del líder del pkk en el newroz
Un mensaje que interpela a su vez claramente a Turquía
Reconociendo lo profundo e incluso dificultoso del cambio de rumbo estratégico propuesto por Oçalan al movimiento kurdo -un cambio atisbado en la Hoja de Ruta que vio la luz hace un año-, la autora recalca que el mensaje interpela a su vez directamente al Gobierno y la sociedad turca.
Orsola CASAGRANDE Periodista
El mensaje del líder del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) Abdullah Oçalan podría resumirse en esa frase. Que también podría traducirse de otra manera: lo que está pasando es un cambio de estrategia. El movimiento de liberación kurdo está pasando de una campaña armada a una campaña cultural. En este sentido la confirmación de Oçalan es muy importante, sobre todo para las guerrillas: «Este es un nuevo inicio, no el fin». Una confirmación necesaria porque Oçalan pide a las guerrillas no solamente una tregua, sino que también se replieguen del territorio controlado por Turquía. La carta que el líder kurdo ha enviado al BDP (Partido de la Paz y Democracia) a través del jefe de los servicios secretos (MIT) es clara y recalca en parte las propuestas contenida en la Hoja de Ruta publicada el año pasado. «El derramamiento de sangre turca y kurda se detendrá. No serán las armas sino la política la que hable», ha escrito Oçalan añadiendo que «Este no es un tiempo de guerra, sino de alianzas y compromisos».
Como en la Hoja de Ruta, en el mensaje de ayer también se puede leer el recorrido político y estratégico de Oçalan que considera que la lucha armada directa ha llegado al final de su recorrido. Ahora lo que interesa al líder kurdo es la construcción de una nueva sociedad, de un modelo de organización de la sociedad que pueda servir a la democratización de toda Turquía. Sin embargo la construcción de este nuevo modelo (la autonomía democrática, aunque revisada en algunas partes, en esos últimos años el modelo ha sido y continua siendo practicado) camina paralelamente a la creación de un ambiente favorable a la paz. Por eso el llamamiento de ayer a los guerrilleros para que declaran una tregua. Está claro todavía que el mensaje de Oçalan se dirige tanto al PKK como al gobierno turco que debe tomar algunas decisiones sobre cómo responder al desafío más alto: el de empezar a hablar de paz. No es casualidad que justo tres días antes el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, haya hablado de la posibilidad de crear una comisión de sabios encargada de la resolución de unas cuantas cuestiones a partir del desarme e incluso el replegarse de los guerrilleros. En la Hoja de Ruta, Oçalan explica con detalle cuáles son los pasos que todas las partes en el conflicto turco-kurdo deben hacer para crear un ambiente favorable al diálogo.
Como en todos los procesos, la creación de un contexto sin armas donde la confianza pueda crecer, es una condición sine qua non para que el diálogo pueda empezar. De hecho se trata de la creación de un contexto en el cual todas las partes tengan el mismo estatus y se sienten a la mesa con iguales derechos. En este sentido, será importante ver qué decidirá hacer el Gobierno turco y cuán rápidamente.
Sin duda Oçalan ha sido capaz en esos años de argumentar y explicar sus ideas sobre un nuevo modelo de sociedad, incluyendo las nuevas instituciones necesarias para que este modelo pueda funcionar. Con originalidad, también ha empezado a escribir un nuevo vocabulario para definir conceptos y ideas que todavía solo parcialmente se han ya «definido» en otras situaciones (por ejemplo en Euskal Herria, sabiendo bien que cada proceso y cada territorio tiene sus peculiaridades). Pero sobre todo, esto ha sido {-y sigue así- un recorrido, un camino compartido, no obstante el largo tiempo de aislamiento al cual Oçalan ha sido sometido. Merece la pena recordar que la hoja de ruta fue finalizada por Oçalan solo después de que el borrador hubo sido debatido, modificado, integrado por todas las componentes del movimiento kurdo. Se había debatido sobre la propuesta de Oçalan en miles de reuniones y encuentros. Así que se ha llegado al día de ayer preparados y es por eso también que la carta del líder kurdo ha sido recibida con tanto entusiasmo.
No ha sido fácil para el movimiento kurdo prepararse, porque lo que Oçalan ha hecho es impulsar un cambio total de visión incluso del conflicto mismo. Una ruptura que evidentemente el gobierno y los círculos intelectuales y políticos de Turquía todavía no han hecho. Y eso es quizás el riesgo mayor: que una buena parte de la sociedad, como de la clase política y intelectual de Turquía, no esté preparada para recibir tal choque. Porque de eso se trata. No es «solamente» hablar de paz en términos clásicos (alto el fuego por ejemplo) si no de elevar el nivel del discurso imaginando una manera diferente, incluso, de hablar de paz. Se trata de utilizar un nuevo vocabulario, que significa atreverse a mirar al que se hasta ahora se ha considerado «el otro» como si estuviera mirándose uno a si mismo. Y en consecuencia, a querer para «el otro» lo que quieres para ti mismo.
Los vascos, y antes de ellos los irlandeses y los sudafricanos, conocen bien este tema. Para Turquía es todavía un tema nuevo. Los kurdos han demostrado visión, creatividad, coraje y fantasía. No han retirado la mano, al contrario la han tendido. A ver si el gobierno turco y los otros actores de la vida política, intelectual y social de Turquía sabrán recoger el gesto y estrechar esa mano.